"El líquido que echábamos en los campos es un abono orgánico de uso autorizado en Cataluña", aseguró ayer Ramón Ramells, dueño de la empresa de cisternas Servigranja, uno de cuyos camiones fue interceptado por el Seprona el 29 de julio cuando vertía en un campo de La torraza de Dios, en Fraga, un líquido con una elevada presencia de residuos químicos tóxicos procedentes de una empresa peletera de Igualada.

"Se aplicaba más o menos cada quince días, en campos distintos para evitar una sobredosis en la tierra", explicó. Sin embargo, Ramells no recordaba ayer el nombre del supuesto abono ni el de la empresa en la que lo cargaban sus cubas. También dijo desconocer cómo lo comercializa la empresa de origen. No obstante, afirmó, "los agricultores sabían lo que se echaba". Según el Instituto Nacional de Toxicología, era un compuesto con productos químicos como el amoniaco y algo más de un 50% de agua. Servigranja carece de permiso para transportar residuos químicos. El Seprona y el juzgado número 4 de Igualada investigan si los labradores cobraron, fueron convencidos de que el producto era beneficioso para la tierra o colaboraron en los vertidos. "La empresa no es un delincuente habitual; si fuera clandestina, estaría clausurada", explicó un portavoz de la Guardia Civil.

Servigranja, con base en Alcarr s (Lérida), posee una cuba de 30.000 litros y tres de 20.000.