«Es más barato, dentro es muy caro», afirma sobre hacer botellón David, un joven zaragozano de 22 años. Un punto de vista que corrobora Cristina, de 20 años, que explica la diferencia de precios en estos casos: si una botella de licor y otra de mezcla, que le proporcionan unos dos litros de su bebida, le cuestan cerca de 12 euros, un litro de cerveza dentro de la carpa supone 8 euros. Ambos comentan esta cuestión mientras se preparan para acudir, como cientos de jóvenes, a las inmediaciones de la carpa que acoge Valdespartera.

Además del precio, David comenta otra ventaja acerca del botellón, que propicia una mejor socialización con los amigos en un espacio más cómodo y con la música más baja. El plan: estar fuera de la carpa hasta pasada la medianoche y, después, entrar al recinto. Sobre lo acontecido este año, entiende como algo normal las quejas de los vecinos por las molestias que genera el fenómeno, aunque no atina a dar una solución concreta.

DOS ESPACIOS

Parecido opina Cristina, quien juzga que en esta ocasión se han juntado las aglomeraciones del Párking Norte y de Valdespartera en este último punto. Además, recalca que este año se ven «más menores y de menos edad». En ese sentido, considera necesario que existan dos puntos de ocio nocturno de estas características -como en años anteriores- puesto que «no hay espacio para tanta gente con uno». También, insta a que bajen los precios dentro y que se suprima el sistema de tokens, en los que se cambia el dinero real por uno exclusivo del recinto para adquirir las consumiciones. Matiza que este procedimiento lleva a que al final no se conozca el gasto real.

Acerca de las molestias que sufren los habitantes de la zona, es contundente: «Por supuesto que entiendo a los vecinos. Si viviera ahí, me iría esa semana de vacaciones».

Con todo, no parece una cuestión solo de edad. Ana, de 30 años, así lo ve: «Lo más rentable, con los precios que hay dentro del recinto, es hacer botellón en casa con los amigos. Sale mucho más barato y todos lo hacemos», explica, a la vez que añade que «las fiestas son varios días y hay que mirar el bolsillo». De la misma forma, coincide en criticar el sistrema de tokens, con un cambio que «sale bastante caro». «En mi caso, por ejemplo, hace unos días cambiamos 16 euros y nos entregaron ocho tokens. Con esos solo pudimos coger dos litros de cerveza, por lo que cada litro sale a un precio de 8 euros. Es carísimo», lamenta.

Fernando, un zaragozano de 36 años, recuerda que hace 20 años «las cosas eran muy distintas, no había tanta costumbre de beber en la calle». Tan diferente era el asunto que ni se llamaba igual, ya que «entonces se llamaba botellada, lo de botellón era de Madrid, y se popularizó luego». «Hay que tener en cuenta que entonces la edad legal para beber era de 16 años, y la bebida era bastante más barata, por lo que normalmente estábamos en los bares», añade.

La botellada se restringía prácticamente a las fiestas del Pilar: «Nosotros la hacíamos en los alrededores del parque Miraflores, para luego ir de bares, o a Interpeñas, pero no había tanta aglomeración». En cuanto al fenómeno actual, piensa «que es normal» que los jóvenes lo hagan, «con los precios desproporcionados que hay, tanto en carpas como en locales». Igualmente, entiende que haya quejas de vecinos, y sugiere que quizá se podría buscar algún espacio como botellódromo, más alejado, que generase menos molestias. «Pienso que no sería fomentar el botellón, porque lo van a hacer igual», concluye.