Si el 2013 fue el de la continuación de los recortes, el 2014 será el de su consolidación. El Gobierno seguirá mirando de reojo los datos económicos de la comunidad a la espera de la ansiada recuperación. Aragón, pese al orden que ha impuesto la presidenta, Luisa Fernanda Rudi, en sus cuentas sigue sin despegar; instalado en las cálidas posiciones de la España intermedia: no se destaca en nada, ni para lo bueno ni para lo malo.

Este año, sin embargo, tendrá una peculiaridad. La negociación del nuevo sistema de financiación exigirá lo máximo al Gobierno de Luisa Fernanda Rudi. Lo presidentes de otras comunidades, en sus discursos de fin de año, ya pusieron encima de la mesa, con dureza en algunos casos, sus exigencias para el nuevo modelo. No fue el caso de la jefa del Ejecutivo aragonés, que ni siquiera hizo referencia a un asunto que será crucial este 2014.

Aragón es una de las pocas comunidades que no ha subido sus impuestos. Al contrario, ha intentado bajarlos a toda costa. Y sus arcas públicas se están resintiendo. Con los ingresos bajo mínimos, el Gobierno paga a sus proveedores cerca de los 100 días --cuando lo legal son 30--, y la única junta a las autonomías del arcos mediterráneo que salda sus deuda con las farmacias a los 60 días. Y pese a todos los esfuerzos es muy posible que cierre el año por encima del déficit. En octubre el dato era ya del 1,38%, cuando el tope era de 1,3%.

Con las arcas públicas tambaleando, los ingresos cayendo y la ejecución presupuestaria bajo mínimos, Aragón depende más que nunca de lo que recibe del Estado. Al igual que el resto. De ahí que el nuevo modelo de financiación vaya a convertirse en caballo de batalla y enfrentamiento. La comunidad se la juega, sin lugar a dudas. Y también el Gobierno de Rudi que no puede permitirse el lujo de cerrar un acuerdo que signifique recibir menos dinero o que constituya un agravio comparativo con otras regiones.

No será fácil para el Ejecutivo, que tendrá que medir muy bien sus fuerzas. Su socio, el PAR, tampoco le facilitará el camino y exigirá lo máximo. Más aún teniendo en cuenta que las elecciones autonómicas llegarán en el 2015 y la coalición no puede permitirse un tropiezo. Aunque en realidad, el Gobierno tiene la posibilidad de impulsar el acuerdo bilateral económico-financiero. Cuenta con el aval del Estatuto para hacerlo y significaría un salto cualitativo y cuantitavo trascental para Aragón. Equivaldría a equipararse a las comunidades con régimen foral. El PAR apuesta por esta vía, que está contemplada en el acuerdo de gobernabilidad. Pero es poco probable que el PP apueste por ella.

Con la incógnita sobre lo que deparará la nueva financiación, los ingresos cayendo y el límite de déficit casi con seguridad incumplido, Aragón parece avocado a nuevos recortes que permitan fijar de nuevo el equilibrio en las cuentas. La contención del gasto ha sido una de las grandes obsesiones del Gobierno de Rudi. Se ha ajustado en los servicios más básicos. La dependencia, por ejemplo, ha quedado bajo mínimos. Y las inversiones prácticamente han desaparecido.

El 2014 no será, tampoco, el año de las inversiones. No hay proyectos de futuro a la vista. Está será una legislatura de pura transición. Este ejercicio se resolverá con la misma nadería que los anteriores. Con algo más de tensión política, por la cercanía de las elecciones, unido a las europeas, que no ayudará a que el Ejecutivo resuelva asuntos que tiene enquistados.

Los bienes sacros serían un buen ejemplo. Rudi no ha logrado nada, ni el más mínimo avance. Tampoco en la Travesía Central de Pirineo, que sigue en la misma vía muerta que la dejó el PSOE. Es un proyecto tan de ciencia de ficción, tan recurrente, que lo que tenga que pasar sucederá dentro de muchos años. No en el 2014. Tampoco se han resuelto los problemas económicos de las empresas públicas, y algunas de ellas están cada día más cerca de la quiebra.

La falta de ideas del Gobierno es tan palpable, que parece que el enfrentamiento con Cataluña por las manipulaciones históricas es la única baza que le queda para lo que resta de legislatura. Un enfrentamiento, por lo demás, baldío, y al que la comunidad vecina responde con el más absoluto desdén.

CORRUPCIÓN

Habrá que ver también cómo se resuelven casos como el de Plaza, o el de La Muela y qué implicaciones tienen en la vida política de la comunidad. Las actualidad estará más en los tribunales que en el Pignatelli y en el Parlamento. Una realidad que evidencia que el Gobierno en estos primeros años no ha sido capaz de explicar con claridad cuál es el Aragón que quiere. Se han ordenado las cuentas.

El Plan Impulso se ha saldado, de momento, con unas 1.500 contrataciones directas. Está por ver la duración que tendrán y cómo evolucionará el empleo en el 2014. El saldo del 2013 es negativo. Durante el próximo ejercicio no se creará empleo neto. Lo reconoció el mismo consejero de Economía, Francisco Bono, y el crecimiento será de apenas unas décimas. La mejoría está ahí, pero será tan imperceptible que no llegará a las familias, que están más empobrecidas desde que Gobierna el PP.

El 2014 no será mejor que el 2013 para la gente de a pie. Y el Gobierno parece no tener alternativas. Los servicios públicos seguirán al servicio del cumplimiento del déficit y por lo tanto habrá nuevos recortes.