"Yo iba al notario cuando me decían y firmaba donde me indicaban", aseguró ayer Elena Planté, la esposa del exgerente de Plaza, Ricardo García Becerril, en su declaración como imputada en el caso saqueo ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza.

Planté, en un breve testimonio que en algunas fases evocó al de la infanta Cristina ante el juez Castro en el caso Nóos, explicó que ella es una simple ama de casa que confía en su marido, el cual se encargaba de todos los asuntos relacionados con la gestión del patrimonio de la familia.

Su declaración, similar a la que prestó el pasado 6 de febrero como detenida ante la Brigada de Blanqueo, fue originada por su participación en Leónica Promociones, empresa que se dedicó a la compraventa de naves en Plaza y de la que ella era nominalmente propietaria del 50% de las acciones.

DINERO

Su aportación para convertirse en el 2006 en titular de las participaciones que inicialmente figuraban a nombre de una de las empresas de los hermanos Margalejo Campo fue de 260.000 euros en efectivo, de cuyo origen nadie da razón. La Policía, que sospecha que proceden de las actividades supuestamente corruptas que presuntamente desarrollaba su esposo, ha descubierto que los fondos fueron entregados en el 2004, en fechas próximas a la constitución de la sociedad, y no en el 2006, cuando fue escriturada la entrada de Planté en la firma.

Ramón Margalejo Campo, uno de los dueños del Grupo Margalejo, tampoco aclaró el origen de ese dinero, aunque sí apuntó que fue García Becerril quien le propuso crear Leónica, la única sociedad de su grupo en cuya denominación no aparece su apellido, porque "tenía un dinero" y "quería hacer algo con él".

PULSAR

Margalejo --su hermano José Luis, también imputado, no compareció por un problema de salud-- le aseguró al juez que era el exgerente de Plaza quien participaba en la gestión de la empresa, mientras que su esposa solo figuraba nominalmente como administradora de la sociedad inmobiliaria.

Francho Chabier Blasco, contable de los Margalejo y también de Pulsar, la polifacética empresa de las hijas del matrimonio García-Planté, aseguró desconocer el origen de esos 260.000 euros.

El contable negó que Pulsar fuera un chiringuito creado para cobrar mordidas camufladas con falsos encargos de informes sobre logística y obras públicas. Según dijo, todo estaba en regla y los numerosos informes supuestamente emitidos --una treintena, según varios imputados-- existían.

Carolina García Planté, por su parte, declaró que los informes fueron realmente elaborados. Básicamente, gracias a los conocimientos que ella adquirió en un máster sobre logística.

Los cuatro imputados que declararon ayer, así como los cinco que lo hicieron el jueves, quedaron en libertad sin ninguna medida cautelar.