La portavoz de la actual corporación del Ayuntamiento de Zaragoza, María Navarro, aseguró ayer que «los vecinos tienen razón», en relación a la protesta que los habitantes del entorno de las calles Ramón Pignatelli y Agustina de Aragón y del barrio Oliver protagonizaron enfrente de la casa consistorial.

Lo hizo muy poco después de esta concentración, cuando repasó los temas que centraron el consejo de Gobierno de la ciudad. Entre ellos, destacó la vuelta de la UAPO, un asunto que enlazó Navarro con la apuesta de su equipo municipal por la seguridad en la capital aragonesa.

«Tienen razón los vecinos. Las calles tienen que ser seguras y Zaragoza es una ciudad segura pero hay casos, como el de Oliver y Pignatelli, donde el anterior gobierno no actuó dotanto a los vecinos de esa seguridad que merecen», explicó la portavoz.

El ataque al anterior mandato no se quedó ahí, sino que Navarro continuó en su acusación hacia la corporación de ZeC: «Miraron hacia otro lado y nosotros hemos convocado una junta de seguridad», dijo. Sobre este asunto añadió desde Urbanismo «se está tratando el tema del andamio» que se encuentra en la calle Ramón Pignatelli desde más hace 15 años y recordó que trabajan en colaboración con la Policía Nacional. También puso encima de la mesa el refuerzo de seguridad por parte de la Policía Local que estos dos entornos de la ciudad han experimentado desde el pasado mes de agosto, cuando se enviaron más efectivos en estas zonas.

En su enumeración de hitos en esa dirección, nombró el acuerdo con la Delegación del Gobierno para un plan de Seguridad «que llevaba tiempo bloqueado». Y concluyó la portavoz municipal: «En el poco tiempo que llevamos -en la Alcaldía- hemos tomado muchas medidas, porque este Gobierno está comprometido con la seguridad. Los vecinos tienen razón».

Precisamente, el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, se refirió el miércoles a la situación que se vive en la zona de la calle Pignatelli. Después de que solicitase una junta local de seguridad monográfica para tratar de poner coto al incremento de la inseguridad que se vive en este entorno, declaró entonces que no se ha producido un aumento de la inseguridad. Según explicó, lo que está sucediendo es que se ha incrementado el número de denuncias vecinales, lo que ha provocado que se esté visibilizando más un problema con el que llevan años conviviendo.

Según consideró entonces el primer edil, los vecinos están más quejosos porque «hay un efecto contagio con Barcelona, pero Zaragoza no es Barcelona». Y esto es lo que vino a decir la delegada del Gobierno, Carmen Sánchez, que quiso dejar bien claro que la capital aragonesa «es una ciudad segura». En esta reunión participaron también miembros del Gobierno de Aragón, la Jefatura Superior de Policía Nacional y la Guardia Civil.