Las noches electorales, particularmente las victoriosas, siempre tienen cierto aire de final de torneo de fútbol importante, desde los militantes mirando ávidos las pantallas durante el partido-escrutino y la celebración, hasta los cánticos («Ista, ista, ista, España socialista», «Pedro presidente» y otros clásicos, o el innovador «Con Rivera, no»). Pero la jornada de ayer sumó un nuevo paralelismo con la lucha por el quinto escaño.

La aplicación del Ministerio del Interior permitía seguir al detalle el escrutino de los votos al mínimo detalle, casi por mesa electoral, y la batalla a última hora se centraba en Zaragoza. El quinto escaño de Aragón, el que estaba siendo el tercero por la provincia para el PSOE, se fue para Ciudadanos en algún momento, e incluso cuando lo recuperaron la formación naranja llegaba a situarse a 15 votos de arrebatárselo al 99,86% de voto recontado.

Avance a avance, al minuto, numerosos candidatos y militantes seguían pegados a la pantalla como si se fuera a lanzar el penalti decisivo, con aplausos cuando había un vuelco significativo. El número 2 de la lista, Pau Marí-Klose, especulaba con el resultado de los barrios pendientes. Estaba más metido en la partida que la propia Noemí Villagrasa, la que se jugaba su presencia en Madrid. Afable, respondía a quienes la felicitaban con precocidad que «por congresista no sé, pero por coordinadora de campaña me podéis felicitar, no ha ido mal».

Al final ganaron por 77, a falta del voto extranjero, al que los socialista no ven peligrar.