El asesinato de Manuel Giménez Abad el 6 de mayo del 2001 conmocionó a la opinión pública aragonesa y provocó la alarma en la clase política aragonesa. Desde entonces, más de cien policías fueron dedicados a realizar escoltas, multiplicándose por diez este tipo de servicios de protección.

Según las investigaciones policiales, un hombre y una mujer participaron en el atentado que costó la vida al política aragonés. De confirmarse la veracidad de las declaraciones de Ibón Urrestarazu ante la Policía, Alaitz Iturrioz, la única mujer del supuesto comando, fue quien prestó cobertura al autor material de los disparos, cuya identidad aún no se ha establecido.

Siete personas fueron testigos presenciales del crimen, aunque algunas de ellas sólo escucharon las detonaciones de los disparos y vieron huir a la pareja agresora. El único que llegó a ver de frente el rostro del asesino fue el hijo de la víctima, Borja, que entonces tenía 17 años.

El atentado se cometió a las seis y media de la tarde, cuando padre e hijo caminaban por la calle de Cortes de Aragón en dirección a La Romareda. El asesino atacó a la víctima por la espalda. "Oí un ruido muy fuerte, una detonación a mi espalda. Me giré y vi a un hombre con una pistola de color negro que sujetaba con las manos. Mientras mi padre caía, ese hombre realizó otros dos disparos contra su cuerpo", declaró Borja a la Policía.

DESCRIPCIóN Su descripción del asesino coincidió en lo esencial con las que realizaron los otros seis testigos, "un hombre de 25 años, de 1,80 metros de estatura, con gorra y pelo largo y negro".

Tras rematar a la víctima, el criminal huyó hacia la calle Princesa, para torcer por la calle del Carmen en dirección a la avenida de Goya, que cruzó para entrar en la de Antonio María Claret. Aquí, los testigos perdieron de vista al agresor, aunque un policía local que estaba fuera de servicio le persiguió durante un trecho.

La participación de una mujer en el atentado fue corroborada por una vecina de la calle del Carmen, quien vio correr a una mujer que se unió a otro hombre al llegar a la avenida de Goya para continuar uniendo juntos. Dos automovilistas que presenciaron la huida corroboraron que el asesino estaba apoyado por una mujer que vestía de negro. También uno de ellos llegó a perseguirlos.

En las diligencias policiales también declararon otros tres testigos que se encontraban en la misma calle de Hernán Cortés cuando ocurrieron los hechos. Pensaron que se trataba de petardos hasta que vieron a Giménez Abad caer al suelo, mientras su hijo imprecaba al asesino.

La Policía mostró a los testigos numerosas fotografías para identificar al autor, pero nunca hasta ahora ha sido reconocido, lo que llevó a pensar a los investigadores que se trataba de un terrorista no fichado, un dato que coincide con los sospechosos detenidos esta semana a raíz de la documentación que se intervino al jefe de los comandos de ETA, Suster , cuando fue detenido el 4 de diciembre del 2003.

Desde entonces, los Cuerpos de Seguridad han detenido a centenares de activistas de la banda armada e incluso se ha llegado a atribuir inicialmente el crimen a un talde navarro y a otros terroristas, pero las pruebas encontradas demostraron que no estaban relacionados con los hechos.

La confesión de Urrestarazu ha generado expectativas de una pronta resolución del caso. Personas allegadas a los familiares de Giménez Abad explicaron ayer que la noticia le había causado una gran satisfacción, "aunque con el lógico nerviosismo hasta que se reciba de Interior la confirmación oficial de que son los autores".

Ana Larraz, la viuda del político asesinado que ayer viajó fuera de Zaragoza, no realizó ninguna valoración sobre estas detenciones a los medios de comunicación, en un ejercicio de prudencia por la falta de concreción de las informaciones.