Los teléfonos no paraban de sonar. Y con cada llamada, la confirmación de lo que todos intuían. El hermano de Elena España Aparisi, destinado en el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo de Zaragoza (EADA), es uno de los casos más tristes. Su familia esparció sus cenizas en el mar, porque el joven amaba el buceo. Unas cenizas que no pertenecían a su ser querido. "Llevaba tiempo preparando a mis padres, porque intuíamos que el nuestro era uno de los casos en los que se cometieron fallos. El disgusto ha sido inevitable, porque aunque sabemos ya quién tiene los restos mortales de mi hermano, por desgracia no podremos entregar a la familia correspondiente lo que incineramos. Espero que comprendan que no sabíamos nada. Por suerte, el cuerpo de mi hermano lo enterró la familia de un amigo suyo", explicó Elena. La misma situación vive la familia del capitán Santiago Gracia, cuyas cenizas descansan en Panticosa a pesar de que no pertenecen al militar aragonés.

El caso de Pilar Ruiz, que perdió a su marido, no es más halagüeño. Ni siquiera sabe dónde se encuentra el cuerpo de su esposo, que también estaba destinado en la Base Aérea de Zaragoza. "Ya intuía el fallo, pero la sensación que provoca la confirmación es distinta. No sé a quién enterré ni quién tiene el cuerpo de mi marido. Estoy destrozada. Hasta que todas las familias se sometan a los test de ADN no sabremos la verdad", comentó visiblemente emocionada.

Otros como Francisco Cardona, padre de un sargento primero del Ala 31 de la capital aragonesa, afrontaban estoicamente el futuro y dejaban clara su determinación de pedir la exhumación del cuerpo que enterraron. "Pasamos toda la noche sin dormir. No me ha sorprendido la noticia, porque creía que mi hijo no estaba bien identificado, pero el palo es enorme. Nos han tratado con gran desfachatez", afirmó. Cardona, contrario a la idea de enterrar juntas a todas las víctimas en Madrid, mostró su deseo de encontrarse cara a cara con Trillo, al que definió como "el más chulo de este país", y anunció que presentará una denuncia por los errores.

La indignación también llegó a casa de la familia de José M. Sencianes, otro de los militares destinados en Zaragoza que fue mal identificado. Un portavoz de la familia aseguró que conoció la noticia de manera extraoficial: "Es vergonzoso a nivel nacional e internacional. El anterior ministro de Defensa tendría que responder por esta cadena de errores. Ha habido fallos, pero aún no sé por qué. Lo que más me asombra es que esto sólo ocurre en países en los que, por falta de medios, es imposible determinar la identidad de una persona".

Dudas en otros resultados

Los resultados de las pruebas de ADN, sin embargo, han dejado varios casos en el aire. Según pudo saber este periódico, algunas familias recibieron versiones opuestas del Ministerio de Defensa y de sus abogados. Además, tampoco han quedado claros los resultados de algunas pruebas realizadas a hermanos de las víctimas, de menor fiabilidad que las practicadas a padres y madres. "Por la mañana me han dicho que mi marido sí estaba identificado correctamente. Sin embargo, ahora parece que sólo figura como presunto bien reconocido. Tendré que esperar varios días para conocer la verdad", señaló Ana Ochoa, viuda de hecho de Miguel Angel Algaba.

A este problema se añade la inquietud que tienen otras diez familias que pidieron someterse a los exámenes de los códigos genéticos hace un mes y aún no han recibido respuesta. "He pedido explicaciones a Defensa, pero no he logrado nada. Ahora que sabemos que hubo errores, necesitamos hacer los test ya", apuntó Yolanda, hermana de uno de los fallecidos.

La fuerte polémica también propició las reacciones de algunos compañeros de la Base Aérea de Zaragoza, que pidieron el máximo castigo para José María Aznar y Federico Trillo. "Es demencial. Trillo y Aznar deben ir a la cárcel, pero seguro que el marrón sólo se lo comen los generales que firmaron las necropsias". Otro militar denunció el "trato de perros dado a las familias y a los soldados".