Primero fue la vuelta atrás del departamento, que, apoyado en una sentencia judicial que le obligaba a convocar oposiciones, decidió llevar a cabo el proceso este mismo año a pesar de que, días antes, lo había dado prácticamente por descartado.

Posteriormente, los opositores clamaron contra la demora de la Administración en explicar las características del proceso y en los plazos elegidos para hacerlo. Apenas unas horas después del examen --el pasado 21 de junio-- decenas de alumnos tuvieron que repetir una prueba por un error del tribunal en la lectura de los temas. Y, ayer, las oposiciones vivieron su último capítulo polémico con las quejas procedentes de numerosos aspirantes de la especialidad de Francés que denunciaron que Educación permitió el acceso a las calificaciones de cada uno a pesar de que alguno de ellos aún no había concluido el proceso y se encontraba en plena lectura de su trabajo.

"Cometieron un error porque tenían que haberlas guardado hasta el último momento", explicó Judith, una de las participantes en la prueba. En su caso, al comprobar su nota se vino abajo. "Vi que tenía un 4,8 y decidí no estudiar más porque eso me impedía seguir adelante, aunque hoy --por ayer--, día fijado para la publicación de notas, al volver a compobarlo he visto que he sacado un 5 y he perdido más de un día de estudio", lamentó.

Pero el supuesto error provocó agravios comparativos. "Hay gente que vio su calificación, otros que no porque a la dos horas volvieron a ser bloqueadas y, aunque nos hemos quejado a la Administración, nos dicen que presentemos una reclamación", añadió Judith.

De hecho, los sindicatos prevén que la "acumulación de trabas" propiciarán un "aluvión" de reclamaciones por parte de los opositores.