Ixorigué es la palabra en patués con la que se designan en el valle de la Ribagorza a los cernícalos primilla. Además es el nombre de una de las empresas más innovadoras de la comunidad, dedicada a la monitorización de cabañas ganaderas gracias a los drones. La denominación surgió después de observar a las aves detenidas en el cielo por efecto de las corrientes de aire. «Nos gusta que un proyecto con vocación global tenga un nombre en aragonés, pues parece que todo lo relacionado con las tecnologías tenga que ser en inglés», aseguran sus impulsores.

Los primeros pasos de Ixorigué buscaban dar respuesta a una necesidad de los ganaderos de alta montaña, pues los pastores tenían muchas dificultades en encontrar a sus animales en verano, ya que podían tardar horas o días. Con esa premisa desarrollaron un sistema de detección que mediante un dron, en apenas 15 minutos, localizaba a las vacas. Se impartíó formación de uso de drones a ganaderos para ver de forma remota la situación de sus ganados. Además, buscaron soluciones específicas para la detección de enfermedades y otros poblemas relacionados con las explotaciones.

Este proyecto nació en la localidad de Benabarre, desde donde en la actualidad ofrecen sus servicios. El impulso inicial se desarrolló en la Escuela de Negocios del Pirineo (Esnepi) y la Comunidad de Copropietarios del Monte de Estós.

Una de las claves del éxito de Ixorigué tiene que ver con la alianza inicial con la firma Hemav, empresa global líder en la implementación de drones y soluciones avanzadas para la digitalización de la industria. Este colectivo, también con presencia aragonesa, apuesta por el uso de drones en entornos como el rescate de montaña y la revisión de infraestructuras en las pistas de esquí, entre otras muchas. Para el futuro se encuentran desarrollando un sistema de vallas virtuales -E-Barana- que además de la monitorización permita dirigir el ganado en la distancia. El nombre también tiene sus raíces en el patués.