El cuidado gratuito de la boca de niños y ancianos no debería ser a estas alturas del siglo XXI una simple declaración de intenciones de los políticos que reclaman el voto. Que la salud bucodental no haya sido asumida hasta ahora por el sistema público entre sus obligaciones es una muestra de que aún queda mucho camino por recorrer. Ahora bien, alguien debería explicarnos, y si es Rajoy mucho mejor, cómo se pagará este servicio que darán las comunidades. ¿Bajarán los impuestos y subirán las prestaciones? Difícil cuadratura del círculo, más si advertimos que en Aragón la DGA ya ha avanzado en este terreno.