Vistos de cerca los dos candidatos, José Luis Rodríguez Zapatero resulta más alto e impresionante y Mariano Rajoy más joven y risueño de lo que ambos aparecen en esta campaña tan rematadamente televisiva. Gaspar Llamazares, sin embargo, es siempre Gaspar Llamazares y la telegenia le mantiene intacta su presencia física de ciudadano promedio. El líder de IU es quien más se esfuerza en estos momentos por romper sus limitaciones y las de la coalición que representa. Acosado por el voto útil , repite una y otra vez que su opción es fundamental para vencer al Partido Popular y condicionar al PSOE por la izquierda. Pero a despecho de tales explicaciones, el Síndrome Ralph Nader flota muy espeso sobre estas elecciones generales. ¿Quién es Nader? Pues el activista medioambiental y radical que, presentándose como independiente a las anteriores presidenciales norteamericanas, le rascó más de dos millones y pico de votos al demócrata Al Gore y facilitó así la victoria de Bush Jr. Cosas de la aritmética electoral.

En el duelo Rajoy-Zapatero, la única novedad es que el primero, aunque empezó la feria muy juncal, se ha ido demacrando con el paso de los días (y eso que los últimos los ha pasado en las Canarias); mientras el segundo, que abrió plaza con mal color y medrosa figura, está llegando a la recta final muy mejorado de tez y ademán. Aunque todo depende de la televisión que guisa la crónica, desde luego. Viendo sucesivamente los informativos de TVE, Tele 5 y CNN Plus, cualquiera podría pensar que cada una de las cadenas habla de un país, de una campaña y de unos candidatos diferentes.

El caso es que el presidenciable del PSOE estuvo ayer en Zaragoza y habló contra el PHN, aludiendo a los informes frontalmente críticos con el trasvase del Ebro que han sido elaborados por diversas direcciones generales de la UE. Claro que, a la misma hora y a orillas del Segura, la ministra de Medio Ambiente y candidata por Murcia, Elvira Rodríguez, juraba por lo más sagrado que esos informes no pasaban de ser "meras comunicaciones internas sin importancia". Rajoy, en Las Palmas, no habló de agua (al menos no lo recogen las informaciones a pie de mitin); sin embargo aseguró que no aceptará la Ley de Residencia que propone Coalición Canaria para frenar la superpoblación de las islas. ¿Y si esa ley fuese la llave para entrar a La Moncloa?

Uno contra todos

Es sabido que el PP compite contra casi todos los demás. Lo cual es un inconveniente estratégico... y una ventaja táctica. Rajoy y los suyos pueden recoger todos los votos del arco que va desde la extrema derecha al centroderecha e incluso al centro-centro. Apenas hay competencia en ese espacio. Ahí está la clave de una posible mayoría absoluta. Pero desde el centro-centro crítico o centroizquierda hasta la izquierda radical, las opciones significativas se multiplican. En el mejor de los casos son dos o tres; en el peor, hasta cinco.

En muchas circunscripciones, el PSOE se disputa un espacio coincidente o muy próximo con Izquierda Unida, pero también con partidos de cierta envergadura como el Bloque Galego, la Chunta Aragonesista, Esquerra Republicana de Catalunya (que será coaligada para unas cosas pero dura competencia para otras), El Bloc-EV valenciano, el Partido Andalucista y algunos otros grupos locales más. A ellos se irán sufragios que en algunos casos no servirán para nada, pero que en las provincias donde sólo se deciden tres o cuatro diputados facilitarán el éxito final del PP. De ahí lo del síndrome Nader ; de ahí también que muchos candidatos minoritarios intenten demostrar ahora sus posibilidades de rentabilizar en algún escaño sus votos, gracias a lo cual se podría derrotar finalmente a la derecha. Este fue ayer el mensaje del Bloc-EV en su mitin central, donde aseguraron que tienen a tiro el noveno diputado por Valencia.

El maremagnum catalán

Ya se ha dicho que Llamazares es consciente de que el discreto avance de su coalición pronosticado por los sondeos puede quedarse en muy poco si el voto útil de la izquierda se desplaza al PSOE. El candidato de IU ha dicho que las insinuaciones socialistas en tal sentido "desmovilizan a los electores progresistas". Habrá que verlo.

En Navarra, los nacionalistas vascos (PNV, EA y Aralar) han hecho por si acaso una candidatura conjunta, Nafarroa Bai. En Cataluña... Bueno, allí se está poniendo tan caro cada sufragio que la rebatiña entre PP, CIU, PSC-PSOE, IC y ERC alcanza niveles delirantes. Pujol, en Bañolas, aludió ayer a un eventual Gobierno Zapatero "con ministros como Bono y Carod-Rovira". Los convergentes están rebotados con Esquerra. Duran Lleida acusó al polémico líder y candidato de dicho partido de "arrodillarse ante los socialistas". Artur Mas remató la faena: "(Carod) Dio la Generalitat a un barón del PSOE... ¡que después le cortó la cabeza!". Y en el PP, sin enterarse.