Cuando la aragonesa María Vicente acabó hace cuatro años su grado de Técnico Superior en Educación Infantil encontró rápidamente un empleo en una guardería. Tan solo estuvo tres meses porque el salario que recibía no le daba para llegar a fin de mes. «Luego trabajé cuatro años en unos grandes almacenes, donde el sueldo era bastante mejor, y ahora quiero intentarlo otra vez en lo mío», explica esta joven de 25 años nacida en Gallur pero afincada en Zaragoza desde hace tiempo. De hecho, María trabaja actualmente como monitora del servicio de madrugadores en un colegio público y está preparándose para una oposición de técnico de jardín de infancia.

«Hay 20 plazas y nos presentamos 1.400 personas, pero tengo que intentarlo porque ahora trabajo poco más de dos horas al día y llego justa a fin de mes», reconoce. No en vano, a la zaragozana le gustaría vivir sola, pero tiene que compartir piso si quiere que le salgan las cuentas. R. l m.