Uno de cada cuatro chiringuitos de Zaragoza permanece este verano con la persiana bajada por la falta de empresarios que las exploten. Concretamente, de los 34 quioscos-bares que se encuentran distribuidos por los parques y las vías públicas de la ciudad, nueve carecen de adjudicataria y presentan un avanzado estado de deterioro.

La mayoría de estos chiringuitos inactivos son clásicos que no despiertan interés para los autónomos hosteleros. El quiosco del parque del Tío Jorge, el de Torre Ramona (Las Fuentes), el de la plaza de la Armonía en Valdefierro o el de la ribera del Ebro, entre los puentes del Pilar y la Unión, esperan desde hace años que alguien se decida a explotarlos. Lo mismo les ha sucedido a los locales situados en los parques de San Pablo y del Canódromo.

Esta lista se completa con el cierre de dos chiringuitos que tradicionalmente funcionaban en el parque de Delicias. Uno está situado junto a la calle Barcelona y el otro, próximo a Duquesa Villahermosa.

Los empresarios del sector tienen claro que estos datos no son más que el reflejo de la caída en picado de este tipo de establecimientos. Según expuso el presidente de la Asociación de Veladores y Terrazas, Francisco Montaner, los motivos del declive se encuentran en la escasa rentabilidad de los quioscos y el aumento de la oferta hostelera en los barrios de la ciudad.

EN DECADENCIA "Ya no son lo que eran por múltiples factores. Entre ellos, las limitaciones para entrar con el coche a los parques (como ocurrió en el Primo de Rivera), la dependencia constante de la meteorología y los propios hábitos de los clientes que ahora salen más tarde de casa", explicó el presidente. En su opinión, el de los veladores en las vías públicas y las zonas verdes es un negocio "muy inestable" que se ha visto afectado negativamente por el aumento progresivo de los bares y las cafeterías en la ciudad. "Ahora en cualquier barrio, alrededor de un parque, te encuentras un sin fin de establecimientos que hace diez años no existían", aseguró.

Montaner reconoce que hace un par de temporadas, el aumento de la presión municipal para que los hosteleros cumpliesen con los horarios de cierre y la avalancha de denuncias vecinales por ruidos contra las terrazas, llevó a pensar en los quioscos de los parques como una opción para los empresarios del sector. "Sin embargo, con la normalización de los horarios en el último convenio firmado en diciembre, han quedado relegados porque es mucho más rentable una terraza en una vía pública que en un espacio verde aislado al que la gente tiene que ir de propio", explicó.

La mayoría de las licencias de explotación de quioscos-bares se concedió entre 1979 y 1986. En aquella época, las terrazas en los parques gozaban de una gran aceptación entre los consumidores zaragozanos como demuestra el que 20 de los 28 chiringuitos situados en parques y zonas verdes se abrieran en ese periodo. En los últimos cinco años, el Ayuntamiento de Zaragoza sólo ha creado tres nuevos locales en la glorieta de Goya, en el Parque Bruil y en la ribera izquierda del río Ebro.

La zona verde de mayor concentración de chiringuitos es el Parque Grande, donde funcionan este verano cinco terrazas y un quiosco de alquiler de bicicletas. Hasta este año, le seguía en número de establecimientos el parque de Delicias pero con el cierre de dos de los tres locales ha quedado por detrás del Pignatelli (en la entrada al barrio de Torrero, junto al paseo Cuellar), donde actualmente se están explotando dos establecimientos.