San Valero celebró su fiesta aunque sin poder hacer gala de su apellido de ventolero. Aunque el cierzo se ausentó de la cita, el frío no dio tregua, con 2 grados a las 10.00 de la mañana en la plaza del Pilar de Zaragoza, cuando cientos de personas esperaban en la fila para recibir una de las 8.000 porciones de roscón y chocolate caliente que entregaba EL PERIÓDICO DE ARAGÓN en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza. Una tradición, la de endulzar el día, que ayer cumplía 26 años.

Lo más madrugadores comenzaron la celebración, prácticamente solos, a las 08.30 de la mañana. «A esas horas estábamos muy pocos, ahora hay más ambiente», admitía Juan José Navarro, el primero en recibir su trozo de roscón y que, como cada año, había ido a «coger sitio».

La plaza pronto empezó a llenarse de color y, sobre todo, de niños impacientes por recibir a las estrellas del día: los gigantes y cabezudos que recorrieron las calles Don Jaime y Alfonso al ritmo de la música tradicional. Otra de las estrellas del día más esperadas fue el famoso Tragachicos, colocado frente a la fuente de Goya y por el que se deslizaron más de 2.500 menores.

Pero no fueron los únicos aclamados por los más pequeños, protagonistas de la celebración. Los caballos de la Policía Local, posados junto a la entrada del ayuntamiento, fueron aclamados, observados y fotografiados de forma incansable por padres y niños que no se perdieron ningún movimiento. A pesar del frío, el sol se dejó notar por la plaza del Pilar. Y menos mal, porque ayer Zaragoza celebraba su día grande, la fiesta de su patrón, por eso, varios fueron los que se unieron al recorrido por aquellos rincones del centro de la ciudad que recuerdan la figura de San Valero.

VISITAS

También fueron muy demandadas las visitas al consistorio, que fue recorrida por 2.680 personas. La fila parecía no tener fin, pero valía la pena. O eso decían al salir aquellos que recorrieron «la planta noble».Lo que más sorprendía, un año más, era el despacho del acalde.l propio Pedro Santisteve confesó ayer que era «muy solemne y un poco serio». En cambio, todos los que entraron a sus dependencias acabaron sorprendidos de la belleza que esconden sus cuadros y sus muebles. El salón de plenos es otro de los atractivos de estas visitas. «Aquí es donde se pelean entre ellos, ¿no?», preguntaba uno de los visitantes. Otros debatían sobre si parece más grande o más pequeño en la tele y alguno admitía que se quedaba con las ganas de sentarse en el sillón del alcalde.

Santisteve repartió el roscón acompañado de Jaime Armengol y Juan José Espligares, director y gerente de EL PERIÓDICO, respectivamente, el líder del PSOE, Carlos Pérez Anadón, la portavoz de Ciudadanos (C’s), Sara Fernández, y los portavoces del PP, Jorge Azcón y José Ignacio Senado, tras años sin asistir a la cita. El alcalde se mostró muy satisfecho con la acogida de los ciudadanos y su participación en las actividades organizadas, todas ellas con sello zaragozano, destacó. Mientras que la ciudad se volcó con la celebración del patrón, los actos religiosos pasaron desapercibidos. Solo los concejales del PP y una del PSOE pasearon en representación de la corporación hasta la Seo. El popular Pedro Navarro abanderó la comitiva con el estandarte de la ciudad.