La polémica sobre la protección del lobo está en su punto álgido. Verde y Azul ha entrevistado a un ecologista y a un ganadero, que representan visiones contrapuestas sobre el futuro que ha de tener esta especie. Uno y otro ofrecen sus argumentos para ayudarnos a entender mejor el motivo de la actual controversia.

A principios de mes, la Comisión Estatal de Patrimonio Natural del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico aprobó la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Esta decisión supone que la caza de la especie queda prohibida y que su protección se extiende a todo el territorio nacional. Desde entonces, se mantiene vivo un debate entre los sectores agrarios, los ecologistas, las comunidades autónomas y el propio Gobierno central. Incluso existen ciertas discrepancias entre la cartera de Teresa Ribera y la de Luis Planas, al frente de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Mientras el mundo rural, lastrado por los continuos problemas en la llegada de subvenciones, considera la actuación ministerial como un “ataque” directo, en el que las asociaciones agrarias no se sienten, ni de lejos, representadas, los ecologistas celebran la noticia como la victoria de una “reivindicación histórica” y abogan por una estrategia estatal de ganadería que dé apoyo al gremio y permita la coexistencia con el lobo.

“No es ‘o lobo o ganadero’; nos negamos a tener que elegir”

“No es o lobo o ganadero; nos negamos a tener que elegir”Luis Suárez, coordinador de Conservación de WWF

-¿En qué situación está ahora el lobo ibérico en la Península?

-El lobo ha estado muy perseguido hasta hace unos años, segunda mitad del siglo pasado, y es verdad que desde los años 80 del siglo pasado, las distintas leyes y medidas de protección han conseguido que la población que se había quedado en el noroeste de España fuera creciendo un poco y se fuera expandiendo. Esta expansión creemos que se ha parado en los últimos años, sobre todo en algunos lugares. El lobo no puede pasar hacia el noreste de la Península Ibérica; cada vez que entra en territorios como La Rioja o el País Vasco, es automáticamente eliminado. Aunque hay algunas manadas en Madrid, aparecen y desaparecen... está estancado. Y, por otro lado, las poblaciones que estaban al sur de la Península, Extremadura, Castilla La Mancha o Andalucía han desaparecido completamente o están a punto de hacerlo, lo que significa un claro retroceso.

-De esos 14 o 15 casos diarios, ¿la pérdida la asume por completo el ganadero o hay algún tipo de ayuda o de subvención?

-Ahora mismo, en cuanto a las ayudas las cosas no estaban funcionando bien, porque si bien es verdad que al sur del Duero, las ayudas parece que fluyen un poquito mejor, todo lo que es al norte, las cosas no están tan bien. En Castilla y León hay muchos problemas para que los ganaderos puedan percibir esas ayudas, en Asturias un poquito menos, en Galicia hay problemas para que los ganaderos puedan percibir esas ayudas y en prácticamente todas las comunidades autónomas, igual.

-¿De quién dependen esas ayudas?

-De las comunidades autónomas. Pero las ayudas no están actualizadas y no llegan en tiempo y en forma, eso sí que se lo puedo asegurar. Por lo tanto, ya había un problema latente, derivado de los continuos ataques, derivado de la falta de soluciones y, sobre todo, derivado de la falta de ayudas. Lo que ha pasado ahora mismo es que se le ha echado un bidón de gasolina y encima le prenden fuego, y eso es los que más ha indignado ahora mismo al campo, el hecho de que una especie autóctona de ganado caballar, de ganado vacuno, caprino u ovino se vea afectada y que no se pueda, como mínimo, echarlos fuera de tu propiedad... te dejan con las manos atadas totalmente... Y fíjate que nunca utilizamos la palabra cazar, ni la palabra matar... pero lo que está claro es que si hay demasiados ejemplares habrá que buscar una forma de reducir la población. Eso es lo que pretendíamos.

-En el caso de que la convivencia entre el lobo y la ganadería tenga que existir y que está prohibición se lleve a cabo. ¿No cabe la posibilidad de instalar cercos, vallas... para que el ganado esté separado de las poblaciones de lobos?

-Los ecologistas que viven en los pueblos y tienen bien protegidas a sus mascotas, nos dan esos consejos. Ponga usted vallas de dos metros de alto, pongan usted perros mastines... ellos no conviven con los lobos, nosotros sí. Y sabemos perfectamente que el lobo primero acecha la presa, controla, vigila, busca la forma de entrar y al final entra en una cerca. Claro, si hacemos un búnker de tres metros de alto, seguramente no entre, pero si no lo hacemos, porque vivimos en zonas rurales y eso cuesta muchísimo dinero, pues entra. Cuando entran matan muchísimos animales y otros incluso se matan a sí mismos con la estampida. Quiero decir que todo eso ya lo hacemos, por la cuenta que nos trae, pero entran igual. Los ecologistas hablan de mastines... pero ¡si ya hay mastines! pero el lobo, muchas veces, se come a los propios mastines... Por eso no saben de lo que están hablando, ni lo que dicen.

-¿Desde la UPA se plantean acudir al Ministerio o algún tipo de acción frente a esta decisión?

-Solamente Zamora tiene más lobos que toda Francia y tres veces más que toda Alemania. ¿Por qué goza de buena salud? Porque en esa difícil convivencia, el lobo va ganando espacio, porque el depredador de toda la vida que ha sido el ser humano hoy no es ningún depredador. Aquí no andamos cazando lobos, es mentira, los aguantamos y nos defendemos como podemos. La única manera de reducir la población es lo que estamos haciendo en Castilla y León y Asturias, que cuando se tomaban decisiones por expertos de las comunidades autónomas, intentaban darle caza para diezmar la población, pero siempre con el visto bueno de la autoridad competente. El lobo no es una especie amenazada, la gente que vive en el campo sí está amenazada; tienen que cerrar sus granjas porque se quedan sin animales, es imposible vivir en el medio del monte rodeado de jabalís, de lobos y de todo. Nosotros calculamos que entre el 40% y el 50% del consumo de carne del lobo lo aportamos los ganaderos y las ganaderas y la gente del mundo rural. Y por último, la gente lo que quiere es sentido común, los lobos están llegando a Madrid, mañana es necesario darle un escarmiento y no podemos hacerlo. ¿Qué proponemos? Volver al punto de salida y poder buscar un espacio de convivencia, pero hay que volver al punto de salida. Si el ministerio se empeña en sacar la norma para adelante a la fuerza como está haciendo, va a tener problemas graves, porque esto acaba de empezar.

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