Amodo de escaramuzas o maniobras de soldaditos de plomo, los partidos políticos han comenzado a ensayar sus amagos y estrategias de cara a la gran e incógnita batalla electoral que tendrá lugar el próximo mes de mayo, y a la compleja partida de ajedrez que comenzará a jugarse apenas revelado el tesoro de las urnas.

Uno de los últimos actos, o movimientos, de estas largas vísperas lo ha protagonizado el PAR en la capital del Altoaragón. El pasado sábado, su candidato a la Alcaldía de Huesca, el autogestionario Fernando Lafuente, se presentaba ante la opinión con sus armas y bagajes.

Tras la espantá del candidato natural, el exconsejero José Porta, José Angel Biel parece haber descubierto un peón de rey, un diamante en bruto en la mina de la gestión empresarial, poco dada a aflorar sus vetas al arroyo aurífero donde se entremezclan los lodos y las gemas. Lafuente ha debutado con un lenguaje hasta cierto punto novedoso, voluntarista y franco, exento de las desinencias formativas de la disciplina partidista y abierto a una sociedad compleja y voluble, tal que la nuestra. ¿Pondrá en apuros la defensa siciliana de Fernando Elboj? No le será fácil, pero de momento ha comenzado fuerte, emitiendo críticas a la gestión socialista (de la que no deja de ser corresponsable) y sacrificando alguna pieza para dar vistosidad y emoción al tablero.

Su presidente y descubridor, Biel, lejos de acusar la reciente pérdida de una de sus torres, Víctor Longás, no se sabe si por inocencia culpable o por culpabilidad inocente, por omisión o comisión de acto administrativo, cuajó una intervención electoralista y eufórica, un puro mitin que hizo repicar las viejas campanas del aragonesismo histórico. Biel llegó a profetizar que la reconquista de Aragón por el PAR, el jaque a los reyes del bipartidismo, el jaque mate a las aperturas heterodoxas, iba a comenzar, y muy pronto, por la provincia de Huesca. Que votar PAR era votar Aragón. Que no votar PAR sería equivocarse de Aragón.

Parece más que probable que en el calor de la tribuna no pudiese recordar el orador que la pelayesca metáfora de la reconquista políticapertenecía en su copyright original a Luisa Fernanda Rudi, quien ya la usara para enarbolar la Alcaldía de Zaragoza como ejemplo de la reforma económica y moral que su partido prometía...hasta que llegó Kournikova. Aquella reconquista cristiana y conservadora contra el enroque de la corruptela sarracena y socialista deja paso ahora a esta otra reconquista de las gentes del PAR, un ejército de cartón-piedra que de pronto ha comenzado a moverse con sorprendente agilidad, practicando la guerra de guerrillas y un letal juego de alfiles y caballos de Troya. Biel, sin torre, y con la dama cautiva en la otra torre del Trovador, se ha lanzado a una revolucionaria, o, quién sabe, reaccionaria partida cuajada de intrigas, análisis comparados y jugadas secretas. ¿Qué territorios o piezas precisa reconquistar quien ha expugnado el Pignatelli, la Plaza del Pilar, la ceca de Huesca, las taifas comarcales, los castillos de Teruel, y hasta tendido un puente de tablas sobre el foso de cocodrilos de Moncloa?

¿Qué más se puede reconquistar o conquistar con un puñado de almogávares?

*Escritor y periodista