En Valencia deben nadar en la abundancia. De lo contrario, no se entiende cómo el parlamento de esa comunidad ha destinado la friolera de 600.000 euros (100 millones de los de antes) para apoyar la manifestación del 2 de marzo a favor del Plan Hidrológico Nacional y el trasvase del Ebro. Tras la riada de despropósitos pronunciados por los populares levantinos tras la ídem del Ebro, irrita que una institución pública se gaste ese dinero para echar a la gente a la calle en una protesta con ánimo de confrontar a las comunidades autónomas. El propio lema de la protesta, Agua para todos , resulta esclarecedor del verdadero espíritu de una protesta tan absurda que hasta el propio Gobierno central, que en teoría es el que tiene que solucionar problemas, estará representado en cabecera por uno de sus ministros, Eduardo Zaplana. En definitiva, un cúmulo de despropósitos que al afectar ya el ámbito del dinero público roza ya lo grotesco.