El ministro de Economía está encantado de conocerse porque ha conseguido desacelerar los precios en octubre. Para el ministerio, desacelerar significa que los tomates, por poner un ejemplo en la disparatada gráfica de los productos frescos, sólo han subido en octubre el 15,2% frente al 34,19% de septiembre. Lo de menos es que en dos meses los tomates hayan subido el 49,39%, lo que realmente importa es que se ha logrado frenar la subida, por eso el secretario de Comercio, Francisco Utrera, no cabe en sí de gozo. Es tanto su entusiasmo que no se detiene a preguntarse y explicar por qué siguen subiendo los tomates cuando en origen se paga lo mismo que hace unos meses.

La subida de productos frescos no admite explicaciones serias ni estudios rigurosos. Es un porquesí , otro más en esta frenética espiral de hechos inexplicables que se oculta tras las emociones de una boda real. Los otros porquesís son todavía más sangrantes porque han encarcelado a un guardia civil por tomarse un bocadillo durante una guardia, y han aplazado otra vez el juicio contra los etarras que hace once años asesinaron a tres militares en Madrid. En estos once años de dolor y silencio para las familias de las víctimas, las defensas no han tenido tiempo de preparar el proceso y, lo que es más sucio todavía, Instituciones Penitenciarias no había previsto el traslado de los presos para someterlos a juicio.

Es todo tan lamentable que bien merece la pena pagar una fortuna por unos buenos tomates. Lo malo es que no hay tomates buenos, hasta los raf tienen el corazón de madera.