La monserga Jackson va a disparar un revival de sus canciones, de ventas. Entre Kennedy y Michael Jackson se nos pasan los telediarios. Gloriosos sesenta, JFK, más sensibilidad y más savoir faire que la de este bruto de Bush y sus amigotes. Nadie duda de que en Irak hay una auténtica guerra. El nuevo muro de la vergüenza de Israel incita a que los niños palestinos quieran ser hombres bomba. A ver quién es más bruto, más salvaje. De los pilotos aquellos del ejército de Israel que se negaron a lanzar misiles contra chabolas ya no se ha sabido nada más. El que disiente, cae en un Guantánamo informativo, en la misma nada. JFK tuvo lo que hay que tener para negociar con la URSS en el momento más delicado de los misiles, cuando la bola terrícola podía haber saltado por los aires. Zaragoza albergaba en esa a la Base Aérea Norteamericana, y cuentan los que trabajaban en ella que los B-47 estuvieron día y noche con los motores en marcha, sólo paraban por turnos para repostar. Vaya ruidera. En USA y en el resto del mundo nadie se cree que a JFK lo matara un pirado, un particular, con esa escopeta de feria. El mundo se sostiene sobre ocho capas de mentiras que nadie cree, sobrentendidos y trapacerías "históricas". El libro que hay que leer es Seis lecciones sobre historia (IFC/DPZ), que recoje un ciclo de conferencias de Juan José Carreras. Los humanos estamos formados por bacterias más viejas que la pana, y esas criaturas forman el código Matrix del que no sabemos salir.

Lynn Margulis ha sacado otro libro, atención. Sopa de letras de adn, bichitos especializados y un poco de verborrea que nos ha permitido inventar el mundo desde cero, las palabras y las bombas... y a ratos un poco de paz. "Expulsado el silencio, el lenguaje realiza su obra irreparable" (George Steiner). A veces, esas capas de mentiras históricas se hunden dolina abajo, se desvela un poco el forro del inmenso Expediente X que nadie cree, y el lunes vuelta a empezar. Se tapona el hueco con hormigón, se inyecta una morterada de palabras, y el sobrentendido tira millas. A veces un crack concreto se queda como un punto en la memoria ram del gentío: la huelga que no existió, la sentencia, ceceoo, el esperpento... todo acaba y empieza en la gramática. Entre la guerra fría y esta locura hemos tenido unos años un poco apacibles, ay.

*Escritor y periodista