Tres ferias de arte se presentaron simultáneamente la pasada semana en Madrid, para eso es la capital. Tres ferias que a nivel nacional son un referente del arte contemporáneo. Una es Art Madrid, la otra DEARTE y la ya conocida ARCO. No son Salones de arte, como se concebían en Paris al principio del siglo XX, estas otras tienen un carácter esencialmente comercial, aunque la novedad puede estar implícita, los nuevos artistas lo hacen dentro de la individualidad que caracteriza nuestra época. Salvo la feria DEARTE en la que pueden participar también artistas individualmente, las otras dos ferias son exclusivas para galerías; vender es el objetivo para rentabilizar lo invertido. Hoy por hoy, que un artista esté representado en ARCO, es, sin lugar a dudas, un importante paso en la carrera profesional, aunque luego, en realidad venga a significar poco si no da lugar a una trascendencia mayor. ARCO, cada vez más excluyente deja fuera numerosas galerías que agrupadas organizan sus propias ferias a través de empresas de sociedades limitadas, este es el caso de Art Madrid, donde han confluido nueve galerías aragonesas expuestas en bloque en un mismo stand y subvencionadas por el gobierno aragonés, algún millón que otro de las antiguas pesetas para cada galería. Luego dirán que no se ayuda a la empresa privada; pero lo más curioso del tema es que los artífices de todo esto, los artistas, se ven, a veces, en la imposibilidad de trabajar en su estudio porque tienen que hacerlo en otras profesiones para poder vivir. Ironías de la vida y de un deficiente plan de ayudas y subvenciones. Según las ferias, este año ha superado al anterior en ventas, salvo en el stand aragonés que no se ha vendido un colín, otro año será.

Pintora y profesora de C.F.