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Incertidumbre

Los buenos deseos enviados por amigos y conocidos a través del móvil, en estas fiestas pasadas, han sido como una lluvia intemperada que, si bien podría haber dejado un halo de optimismo, no ha sido así, la realidad se impone cuando se leen y se escuchan las dificultades por las que está pasando nuestro Sistema Sanitario. Comenzar el año con incertidumbre por el futuro que se avecina en nuestra sanidad nos llena de preocupación. La desconfianza, el escepticismo y el enfado del contribuyente por las listas de espera, sobre todo, en especialidades, es sabido por todos, al igual que los vacíos que se originan a la hora de cubrir plazas de médicos ocasionando ralentizar los servicios, o el colapso que se crea en atención primaria por la cantidad inasumible de enfermos asignados a cada médico, sin olvidar la penuria que se produce en las urgencias de los hospitales. Llevamos años con graves problemas de funcionamiento, las deficiencias que se generan se hacen perceptibles, no solo a través de los propios usuarios, sino también por los profesionales de la sanidad. Se han hecho huelgas, manifestaciones, y aquí no ha pasado nada. Los responsables políticos, consejeros, gestores, de cada legislatura han pasado por el cargo de soslayo, han mantenido el sistema con gotero de suero, insuficiente para solucionar la enfermedad, dejando a nuestro sistema sanitario debilitado, favoreciendo la inclusión de una sanidad privada que se posiciona como alternativa para pudientes, y esto es muy alarmante. Los ciudadanos se han sentido orgullosos de haber conseguido tener una asistencia sanitaria para todos, sin distinción, y de contar con unos profesionales sanitarios de alto nivel pero estos se ven desbordados por la falta de inversiones, sintiéndose cada vez con más desesperanza y desmotivación. H *Pintora y profesora

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