Síguenos en redes sociales:

El artículo del domingo

Nicolás Espada

La carrera hacia el 26-M se hace larga

La pugna derechas e izquierdas la decidirá menos gente que el 28-A, en el último momento y sin mirar encuestas

Lo dicen todos los que trabajan en los equipos electorales de los partidos, los periodistas que siguen la campaña y hasta los mismos candidatos que van a la caza del voto: se está haciendo muy largo. Y es que todavía queda una semana para las elecciones autonómicas, municipales y europeas, para el 26-M, y se hace ya cuesta arriba ir lanzando y recogiendo mensajes políticos todos los días. A todos ellos y también a los ciudadanos, a los electores, que no están siguiendo de cerca la campaña. Y es que después de las elecciones generales del 28-A, la gente tiene ganas de tregua política.

Todo esto va a pesar a la hora de decidir el voto. Por un lado, se da por seguro que la movilización va a ser menor que en las generales, se habla incluso de un 10% menos de participación, aunque no se especifique a quien beneficia esa abstención (siempre se dice que la derecha sale ganando). No es de extrañar teniendo en cuenta el cansancio de los mensajes de hace un mes y la anodina campaña que están haciendo los partidos, al menos en Aragón. No es que no lancen mensajes, propuestas, ideas, que lo hacen y puede que más que nunca en lo referente a Aragón y al Ayuntamiento de Zaragoza. Pero quizás el problema radica en cómo se envían esos mensajes. Al margen de las numerosas reuniones sectoriales que todos los candidatos tienen, da la impresión que se hace una campaña para los medios audiovisuales, yendo cuatro miembros de una candidatura a un lugar para que los periodistas graben unas frases dichas delante de determinados lugares. O juntarse en una plaza pública 30 personas de la candidatura para hablar de un tema que todos ya conocen de sobras. Nadie les oye. Solo los informadores que recogen un minuto de mensaje o un párrafo en las crónicas escritas. La gente pasa de eso. Y más en las webs.

Claro que aunque haya muchas propuestas, que las hay, se echa de menos algún proyecto que enganche. Se puede decir que todo son lugares comunes, muy previsibles y eso no mantiene la atención del elector. En la campaña de las autonómicas se habla de muchas cosas y de nada en especial. En la de las municipales de Zaragoza es quizás donde más se echa en falta un auténtico candidato a alcalde. Ninguno de los aspirantes demuestra con su discurso tener un peso específico que pueda encandilar a los ciudadanos. Y eso, ya se ve en otras ciudades, y tiempo atrás (mucho) se pudo comprobar también en Zaragoza, es un factor importante a la hora de decantar los votos hacia un lado u otro.

A esto hay que unir que las encuestas no sirven para nada. Básicamente porque no se pueden extrapolar los resultados que obtuvieron los partidos en las pasadas generales ni a los ayuntamientos ni a la comunidad autónoma. Y, además la gente ya no mira esos sondeos con tantas ganas como lo hicieron antes del 28-A sencillamente porque entonces no tenían referencias y ahora sí las tienen, y son los resultados de las elecciones de España. Todo esto hace que pueda haber más incertidumbre porque la toma de decisiones de los electores se dilata más y se decide en el último momento. Muchos electores tomarán la decisión de votar probablemente el mismo domingo, e incluso al llegar al colegio electoral cogerán una u otra papeleta. Eso sí, la tendencia es que sean las tres iguales, aunque puede haber en algunos municipios algunas diferencias porque en ayuntamientos pequeños se vota más a la persona que al partido. Este es otro factor que puede romper esa pugna (hay quien habla de hipotético empate) de las derechas y las izquierdas.

En algunos casos puede influir también lo que ocurra el martes en el Congreso y en el Senado, en la constitución de las dos cámaras legislativas. Los pactos que ahí se escenificarán pueden ser un aliciente para que los votantes vayan en una u otra dirección, ya que antes de las elecciones ningún político quiere decir claramente con quien pactar para gobernar. Algo que no deja de ser curioso. Los políticos, en campaña, insisten en que no quieren llegar a acuerdos con nadie, que desean ganar y gobernar solos, como intentando convencer a los ciudadanos que votándoles masivamente es mejor porque así no se dialoga con nadie. Pero sin embargo, luego a todos se les llena la boca de las palabras diálogo y unidad. Y eso es lo que los ciudadanos valoran y mucho, que se pongan de acuerdo a la hora de tomar decisiones. En fin, ya queda menos para el desenlace del 26-M. Que no nos cansen.

nespada@aragon.elperiodico.com

Pulsa para ver más contenido para ti