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Roberto Malo

Como agua de mayo

E stos días he tenido algunas videollamadas con colegios de Zaragoza, invitado en calidad de escritor y cuentacuentos. Todos conectados con Zoom, ver en la pantalla del ordenador a 15 o 20 chavales con su profesor o profesora era todo un poema. Entre otras preguntas, relacionadas con lecturas, libros y teatro, me preguntaron qué era lo que más echaba de menos en esta pandemia. No lo dudé ni un instante. Lo que más echaba de menos era no poder contar mis historias cara a cara, en una biblioteca, en un colegio, en un salón de actos. El que ahora toda comunicación fuera a través de pantallas lo llevaba bastante mal. Así veía a familiares y amigos, y yo tenía unas ganas horribles de poderlos ver al natural. Se cruzó por mi mente un turbio pensamiento: ¿así será el futuro? ¿Viéndonos siempre a través de dispositivos?

La tecnología lleva mucho tiempo en nuestras vidas, a todos los niveles; estamos siempre consultando el correo, las redes, el móvil, pero en estos días su presencia se ha intensificado todavía más. Afortunadamente, esta semana hemos entrado en la fase 1 y hemos podido ver a familiares y amigos por fin, sin necesidad de pantallas de por medio. Menos mal. Ha sido estupendo vernos en casa, en la calle, en las terrazas…

Y tras dos meses de encierro, me he emocionado sobremanera al entrar de nuevo en una librería. Y mira que he aprovechado para leer un montón en estos días aciagos. Sin embargo, paradójicamente, pese a estar en casa rodeado de libros, he echado de menos el no poder visitar librerías y hojear novedades, recorrer sus atractivas estanterías… Ay, qué maravilla volver y llevarme sus tesoros. La espera ha sido larga, pero una buena librería siempre viene como agua de mayo.

*Escritor y cuentacuentos

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