Los recientes conflictos pesqueros de Jersey, en el canal de La Mancha, han llevado a muchos a preguntarse dónde está exactamente dicha isla, a qué país pertenece, por qué es paraíso fiscal…. Sin necesidad de irnos tan lejos, nuestra isla de los Faisanes, en el Bidasoa, sigue bajo un particularísimo condominio entre España y Francia, siendo administrada la mitad del año por Irún y la otra mitad por Hendaya.

Como con estos paradójicos ejemplos, nos asaltan a menudo dudas sobre la identidad y pertenencia de otros lugares donde las fronteras no son tan estables o claras como suponíamos. En la geopolítica de nuestro mundo abundan más de lo que imaginamos rarezas como Andorra, El Vaticano, Guantánamo….

Para asombrarnos e ilustrarnos, Zoran Nikolic ha confeccionado un maravilloso Atlas de las fronteras insólitas (geoPlaneta) que invita a descubrir curiosidades geográficas.

Nikolic acuña metodología diferenciando los «enclaves» (totalmente rodeados por el territorio de otro Estado) de los «exclaves» (situados dentro de un país diferente) y de los «cuasienclaves» (como Alaska, a la que se puede llegar por mar sin necesidad de pasar una frontera). Otros términos que nos chocarán en un principio serían los «cuatrifinios» o «cuatripuntos» (cuando convergen las fronteras de cuatro zonas dentro de dos o tres países distintos), o las terra nullius, aquellas que no pertenecen o no son de nadie. Como, verbigracia, la isla de Siga, situada en mitad del Danubio, que no es de Serbia ni de Croacia, sino «tierra de nadie».

En busca siempre de lo extraordinario, este insólito atlas nos invita a visitar el único lugar del planeta donde la población es exclusivamente masculina: el monte Athos. Situado en la península de Chalkidiki, al norte de Grecia, Athos es un estado autónomo de 390 kilómetros cuadrados donde viven y rezan unos dos mil monjes.

La misma población, otros dos mil ciudadanos, más o menos, es la que habita en Rocas Aceitosas, una urbe artificial flotante en el mar Caspio gracias al ensamblaje de varias plataformas petrolíferas. Es su aspecto y servicios es una ciudad moderna, tan dependiente administrativamente de la república de Azerbayán como cualquiera otra de sus capitales.

Una manera muy distinta la de viajar con este Atlas de fronteras insólitas.