He encontrado el lema de la oposición de Pablo Casado frente al Gobierno de la nación, no a todo. Y así se resumen los casi dos años que llevamos de legislatura a imagen de esa diputada tránsfuga del PSOE que en 2003 en la comisión de investigación que estudia el tamayazo se limitaba a repetir no a todo durante una sesión de horas.

Ayer, el presidente del Partido Popular volvía a hacer patente su rechazo al plan de reactivación económica con los 140.000 millones de fondos europeos. Nunca los va a apoyar, porque reparte fondos a dedo, él sabe bien lo que es otorgar títulos con este mecanismo y porque cree que serán un fracaso. Un optimismo vital, que lleva extendiendo por Europa en un incalculable trabajo de reforzamiento del país. Desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa, Casado llevó su oposición a Bruselas pidiendo a Angela Merkel y a sus colegas del Partido Popular Europeo que frenaran las primeras cuentas públicas pactadas entre el Gobierno y Unidos Podemos porque solo pretendían financiar una campaña electoral permanente. Ya le habíamos oído con anterioridad explicarle al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, que España era un desastre por culpa del nuevo presidente socialista.

En otoño del año pasado, el presidente del PP se reunió con los embajadores de los 27 en nuestro país, agitando el fantasma de la desconfianza en la gestión de los fondos de recuperación, mientras los negociadores españoles se sentaban con los otros 26 para acordar la reactivación y el próximo presupuesto de la Unión Europea.

Elevar la oposición a interlocutores europeos aun a riesgo de debilitar la imagen de país es una de las más destacables novedades de esta nueva oposición, que no solo se ha utilizado en materia económica. Mientras votaban en contra del estado de alarma y usaban las cifras de fallecidos en sus argumentarios contra el Gobierno; en Bruselas la jefa de la delegación, Dolors Montserrat, enviaba un informe al comisario de Justicia en el que cuestionaba el Estado de derecho en España y acusaba al Gobierno de encubrimiento de las cifras gubernamentales sobre los efectos de la pandemia.

Después de meses de bloqueo para la renovación del CGPJ, del Tribunal de Cuentas, del Defensor del Pueblo y de la Agencia de Protección de Datos, Casado reconoció ayer estar dispuesto a pactar la renovación de las instituciones, pero exigiendo que se modifique el sistema de elección del CGPJ, porque asegura que así lo pide Bruselas. Con este constante ejercicio de lealtad institucional del jefe de la oposición, aún hay antiguos dirigentes del PSOE que esperan un acuerdo bipartito en un mundo que ya no existe.