¿A dónde vas? Manzanas traigo. Made in Spain, pasaporte especial. De ese palo va nuestro presidente. Eso es lo que piensa la oposición española de Sánchez, que lo recrimina por no llamar a las cosas por su nombre, y emplear el término “dictadura” para referirse a Cuba.

Sería un poco fuerte, claro. Sin duda, el detonante de una ruptura inmediata de las relaciones diplomáticas entre España-Cuba, la puesta en peligro de los importantes intereses de las empresas españolas en la isla, y por supuesto, iría en contra de la posición mantenida por Europa hacia Cuba que es criticar al régimen cubano, pero sin romper relaciones con él. Bravo, eso es diplomacia.

Como también pedir “solidaridad” para con los cubanos, “condenar” el embargo y prometer “donar vacunas”. Bonitos gestos.

Montemos un “ejército de solidaridad con el pueblo cubano”, pero no solo para llevarles la vacuna anticovid, sino para realmente posibilitarles el remedio auténtico del mal endémico que sufre Cuba desde hace décadas.

Está muy bien “pedir al gobierno cubano reformas para iniciar el camino para que los ciudadanos puedan disfrutar de los derechos y libertades de los que disfruta una democracia española”. Pero, ¿por qué no denunciar los abusos de los boinas negras en las manifestaciones del 11 de julio en la que miles de ciudadanos cubanos salieron a la calle para denunciar los atropellos del régimen?

Quizás sea el momento de que la comunidad internacional se ponga las pilas y active los mecanismos de los que dispone para parar injusticias tales como el embargo norteamericano contra la isla o la dictadura caduca y demoledora que lleva lastrando al pueblo cubano desde hace varias décadas. Al rescate, de verdad, pero sin eufemismos ni hipocresía.