Síguenos en redes sociales:

Democracia trucada

En vez de defender a la sociedad a través de la función pública la utilizan para su lucro privado

Democracia trucadaEUROPA PRESS - Archivo

En los últimos días, el diario digital Público, ha seriado informaciones comprometedoras para nuestro Rey emérito. De la mano de personajes poco conocidos para el común de los mortales y de los Albertos, otrora protagonistas de la vida económica, política y social de nuestro país en asuntos poco claros, ha transitado por el filo de la legalidad, tirando por la borda un respeto que se había ganado como piloto de la transición.

Democracia trucada

Triste final para un personaje que se ha arrastrado por las sendas más oscuras del poder uniéndose a toda una pléyade de aprovechados y sinvergüenzas que camuflados en partidos políticos, organizaciones empresariales, económicas, sindicales y sociales, han hecho de su posición en la sociedad un uso privilegiado para beneficio propio.

Los titulares de muchos medios de comunicación, los debates en el parlamento y algunas tertulias de radio y televisión suenan a cortinas de humo cuyo único objetivo es denigrar al contrario e impedir que los ciudadanos presten atención a muchos de sus manejos y no se debatan los asuntos de verdadero interés para los ciudadanos.

Una sociedad diversa y plural como la nuestra, que debería ser gobernada según estándares democráticos a la altura de los países de la UE e informada con objetividad, independencia y veracidad, está inundada por el ruido, un ruido que no oculta los turbios manejos de aquellos que debieran tener un comportamiento impoluto en el ejercicio de la función pública o privada según sea el caso.

Una parte importante de una generación de políticos, empresarios, banqueros, sindicalistas, incluso funcionarios de alto nivel, llevan mucho tiempo ocupando las páginas de la actualidad, acusados de delitos gravísimos. No merece la pena enumerarlos a todos ni señalar el nombre que se les ha dado a sus casos porque todos los conocemos y sería necesaria una edición especial de un diario para poder enumerarlos a todos. Lo cierto es que estos graves comportamientos están terminando en los juzgados y comprometiendo la imagen de una Justicia que se representa como ciega sosteniendo una balanza y en según qué casos, se le debe de caer la venda y emite veredictos dispares en función de a quien ve en el banquillo.

No cabe hablar de siglas porque los hay de todos los colores (aunque algunos se llevan la palma) y resulta sangrante comprobar hasta qué punto son capaces de llevar su sinvergonzonería para conseguir lo que dijo Platón: «La obra maestra de las injusticias, conseguir parecer justo sin serlo».

La democracia está trucada porque algunos, han medrado y medran en beneficio propio engañan a los ciudadanos y a la sociedad y utilizan todos los resortes que les da su posición para beneficio propio y de los suyos. En vez de defender a los ciudadanos y a la sociedad a través de la función pública, la utilizan para el lucro privado en todos los sentidos: dinero, influencias y lo que es peor, incluso se sirven de los servicios públicos que pagan todos los ciudadanos para confundir a la justicia intentando defender con trampas intereses ocultos de aquellos que han delinquido en el ejercicio de su cargo.

Desde el inicio del procés en Cataluña, han convertido la Constitución en pieza de debate, hasta el punto que está sirviendo para lo contrario de lo que significo en 1978. Entonces fue la herramienta que unió a los españoles después de la etapa más oscura de nuestra historia; ahora está siendo utilizada por el ala derecha del arco político, para establecer sin saberse con qué derecho, una raya que separa a los que se dicen constitucionalistas de los que según ellos, no lo son. Hablan mucho de Constitución yl ibertad y se consideran demócratas por que han sido elegidos por el pueblo. Pero ofenden a los verdaderos demócratas quienes utilizan su situación de privilegio para obtener un máster fraudulento, resuelven expedientes en los que están inmersos sus familiares o firman documentos sin estar habilitados para ello.

Mientras tanto tenemos importantísimas instituciones que están sin renovarse desde hace tiempo por el veto establecido por el PP, un veto que no viene reflejado en la Carta Magna. Llámense Consejo General del Poder Judicial, Defensor del Pueblo, vacantes del Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas. Y todas ellas tomando decisiones sobre asuntos de interés público cuando debería ser otra composición la que ejerciera esa responsabilidad y cuyos resultados seguramente serían diferentes. ¿Será posible que algún día a alguien se le ocurra no convocar elecciones cuando toca porque no le gusta el panorama político del momento o consideran que sus adversarios políticos no están preparados para gobernar? Al tiempo.

Hace menos de dos meses Matt Hancock ministro británico de Sanidad dimitió tras conocerse que se saltó con su amante las reglas de distanciamiento social. Hace unos años, también en Inglaterra, otro ministro dimitió porque se supo que en sus tiempos de estudiante hizo trampa en la universidad. En España parece que el poder les concede impunidad para cometer tropelías que resuenan a otros momentos de triste recuerdo y se comprueba que el verbo dimitir no lo estudia nadie. Tenemos que esperar que suceda lo que Horacio dijo hace más de 2000 años: «La justicia, aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera».

Pulsa para ver más contenido para ti