Creo recordar que la última vez que les hablé de Miguel Fleta fue a propósito de la biografía que recientemente le dedicaron Sergio Castillo y Alejandro Martínez. Un trabajo realmente extraordinario y a consultar con frecuencia, con multitud de referencias y datos, numerosas fotografías y documentos ilustrativos de la fabulosa biografía y carrera musical de Fleta, sin ocultar sus bandazos políticos, desde sus primeras simpatías republicanas a su apoyo a los nacionales.

El tenor aragonés vuelve ahora a ser protagonista gracias al espectáculo que el Teatro Principal de Zaragoza viene ofreciendo durante todo este mes de septiembre con gran éxito.

'Miguel Fleta, gloria y pasión' se presenta ante el público como un homenaje a su talento recitativo y operístico, a su capacidad casi sobrehumana de interpretar la más compleja ópera de Puccini o de elevar la jota hasta una nueva cima. Las voces del cantador Nacho del Río, de la soprano Melanie Moussay y del tenor lírico Eduardo Sandoval se alternan para ir desgranando algunas de las más célebres y legendarias interpretaciones de Fleta en cualquiera de los mejores teatros del mundo donde actuó. Intercalándose sus actuaciones con la voz del propio Fleta mágicamente retornada del pasado para asombrarnos con su belleza, potencia y timbre.

El piano de Miguel Ángel Tapia, hilo conductor del guión argumental, contribuye a crear una sugerente atmósfera operística junto con las imágenes proyectadas del propio Fleta, su vestuario artístico, sus programas de mano e infinidad de testimonios gráficos, fotografías y primitivas películas en blanco y negro que recogen los formidables triunfos del tenor aragonés en Buenos Aires, Nueva York, Tokio o Budapest. Dos magníficos bailarines, Estíbaliz Barroso y Miguel Ángel Berna aportan originales coreografías para, bailando valses o jotas, dinamizar un espectáculo regido por el buen gusto.

Un camino, el de la producción propia, poniendo en escena, en valor, nuestras señas de identidad cultural, con mucho mérito y prestigio para el área cultural de Sara Fernández y el equipo del Teatro Principal dirigido por José María Turmo.

Miguel Fleta estaría orgulloso.