Suelo prohibirme escribir de Isabel Díaz Ayuso porque pienso que le estoy concediendo importancia. Y les puedo asegurar que hay políticas y políticos mucho más interesantes en los que detenerse, sobre todo cuando abren la boca para hacer declaraciones. Pero esta mujer con su chulería de andar por casa crispa los nervios a las personas mas templadas.

El penúltimo desprecio (porque habrá más) ha sido respaldar a su portavoz en la Asamblea de Madrid, señor Ossorio, ratificando que «No existe pobreza en Madrid». Al comentar la denuncia de Cáritas en la que se asegura que hay un millón y medio de personas en riesgo de exclusión social. Entonces va el consejero y remata esas palabras con gestos bochornos mirando al suelo a un lado y a otro como si los buscara. «Pues yo no los veo por las calles». ¡Qué falta de estilo! Y no se le cae la cara de vergüenza haciendo el payaso de esta manera. Claro que la presidenta ha salido al quite en su defensa porque en «su» Madrid no existe la pobreza. En «su» Madrid se vive fetén recorriendo las tabernas y desafiando al covid. En «su» Madrid hasta encuentra simpáticos y llenos de vida los atascos. En «su» Madrid todo es alegría, juventud y libertad.

Y como estos dos inútiles no encontraban a los pobres por las calles de Madrid les tuvo que aclarar Mónica García, portavoz de Más Madrid, y médica anestesista de profesión, que la pobreza en Madrid se vive en personas jóvenes y no tanto que encadenan dos empleos precarios para poder pagar el alquiler o la hipoteca y no llegan a cubrir los gastos de manutención, el gas y la luz. «A ellos no los verán sus señorías en el suelo pidiendo una limosna» o esta otra perla «hay pobres que trabajan». Tampoco estuvo nada mal las palabras del periodista de la SER, Aimar Bretos que le espetó: ¿Sabe que en su comunidad, la de la libertad, hay pobres que viven en casas con dificultades para pagar el alquiler, para encender la calefacción? ¿Pobres con nóminas de vergüenza? ¿En qué miserable mundo vive el señor Ossorio? Un aplauso al periodista.

Resumiendo, para Ayuso la culpa de la pobreza la tiene el gobierno de Sánchez, y eso que el PP lleva veinte años gobernando esta comunidad. Tampoco tiene desperdicio su oposición a las ayudas a la maternidad que el gobierno prevé conceder. Traer hijos al mundo con ayudas públicas le parece «un derroche». Pero no le parece un derroche los miles de euros que ganó su hermano en plena pandemia intermediando en la compra de mascarillas para Madrid. Eso sí es un escándalo inmoral de los gordos.

La señora Ayuso cada vez calienta más un discurso integrista, de ultraderecha y de desprecio a las mujeres. Me la imagino tan feliz y risueña en las Fallas de Valencia de este año aplaudiendo esa falla vergonzante de una ninot en la postura del perro mientras un hombre le estira las bragas para penetrarla blandiendo un enorme palo.

Espero que semejante escarnio para las mujeres se retire antes de que Ayuso disfrute la sátira.