La madre de la pequeña Alba, Ana María Cano, recibió "impasible" la noticia de que su hija de 5 años estaba clínicamente muerta --su cerebro recuperó la actividad a la mañana siguiente-- debido a la brutal paliza que recibió en marzo del 2006 e instantes después, en comisaría, se echó a dormir en cuanto entró en el calabozo. Este es el resumen del testimonio que prestó ayer el agente de los Mossos d´Esquadra que comunicó a la mujer esa información.

El juicio que comenzó la semana pasada contra la mujer y el que entonces era su compañero sentimental, Francisco Javier Pérez Espinosa, para los que la fiscalía reclama 19 años de prisión, está previsto que acabe el viernes. En la sesión de ayer declararon varios mossos que intervinieron en la investigación sobre los malos tratos que sufrió la menor, que quedó en coma y que en la actualidad presenta importantes secuelas físicas y psíquicas.

Uno de los agentes recordó la frialdad con que acogió la madre la información inicial de que la niña --que fue trasladada al Vall d´Hebron desde el ambulatorio de Montcada i Reixach-- estaba clínicamente muerta. Y en esa misma línea se manifestó el mosso que lo acompañaba: aseguró que la acusada reaccionó con "indiferencia" y que cuando le dijeron que estaba detenida comentó que tendrían que demostrar que Alba había sido apaleada. Añadió además que su hija se había caído de la cama.

Con la misma frialdad, incidieron los agentes, recibió una hora más tarde la noticia el novio de la mujer, que había regresado a su casa con la excusa de darse una ducha. "No hubo ningún tipo de reacción" y durante el traslado a comisaría no articuló ni una palabra, insistió uno de los policías autonómicos.

En el registro realizado en el piso de la pareja, los mossos encontraron gotas de sangre en la habitación de la niña y otras en el lavabo, aunque en esta estancia no se apreciaban a simple vista (surgieron cuando se aplicó un reactivo). La vivienda, según los policías, estaba "sucia y desordenada".

Una de las declaraciones más relevantes fue la del hermano de Francisco Javier, a quien la hija del acusado, Maite, contó, cuando los acusados estaban en el hospital, que Alba se había caído de la cama. Aconsejado por un abogado, grabó las explicaciones de la niña. Este vídeo será emitido en el juicio junto con otro que recoge la declaración que la niña efectuó ante el juez y en la que incrimina a su padre en el maltrato.

El padre biológico de Alba, Álvaro Caldas, poco aportó, aunque detalló que el fin de semana en que Alba fue apaleada había quedado con Ana María en que se llevaría a la pequeña, pero esta nunca la condujo al punto de recogida. El destino le pasó una mala jugada a la niña.