Un joven, G. V., ha sido juzgado en la Audiencia Provincial de Zaragoza como presunto responsable de un delito de abuso sexual a dos niñas menores de 16 años. Los hechos ocurrieron el pasado 2 de julio del 2019 por la tarde en un piso ubicado en las inmediaciones del parque de la Memoria, en el barrio de Torrero de la capital aragonesa. La fiscal pide seis años de cárcel, tres por cada uno de los delitos cometidos, así como también una orden de alejamiento con las dos víctimas.

El enjuiciado, defendido en este caso por la letrada Paula Pelet, pidió subir a dos menores, L. E., y N. E., a su domicilio, en el que estaban sus dos primos, para que le ayudaran a plegar la ropa tras realizar la colada. Primero, según declaró la víctima N. E., el presunto autor de los delitos cogió de la mano a su amiga y la llevó a su casa. Minutos después salió de la vivienda y entonces accedió ella.

Las jóvenes, después de haber estado en el domicilio, denunciaron ante la Policía que habían sufrido besos, mordeduras en las mejillas y orejas y les había restregado sus genitales. G. V., sin embargo, relató que cuando llegó a su casa con la ropa, había un grupo de menores en su puerta, y entre ellos estaban estas dos menores, a las que conocía del barrio. «Una quiso subir a casa porque me pidieron un vaso de agua. Subí con N. E., no duró ni 3 minutos. Me dijo si me ayudaba a hacer la colada porque la tenía en la cocina», argumentó el acusado.

La menor L. E., junto con su madre, no se presentaron al juicio, y fue imposible localizarlas, según el juez. La otra niña afectada, N. E., compareció detrás del biombo y explicó que el supuesto autor conocía a sus amigos y vio como cogía a su amiga de la mano para llevarla hacia su domicilio. Según la joven, minutos después vio como bajaba «asustada y temblando». Fue entonces cuando ella subió y se encontró con G. V. «Me acuerdo que me pidió que le ayudara con la ropa, me lanzó una prenda y le dije que no. Estábamos en la cocina y me empezó a besar y a morder la mejilla con la luz apagada».

Los amigos llamaron a la Policía que, al personarse en el lugar, provocó que todos los menores saliesen corriendo, pudiendo hablar los agentes, únicamente, con una de las amigas de las víctimas. Después, las menores afectadas volvieron al lugar "alteradas". Los policías hablaron con las víctimas y con el supuesto agresor, quien reconoció que sí estuvieron en su casa pero que no pasó "nada". Después de entrevistarse con los implicados, procedieron a la detención del joven. Así lo detallaron dos de los responsables de la investigación que prestaron declaración en el juicio.