Los sorprendentes trucos para dejar tu fregadero reluciente
Es una de las superficies de la cocina que más se ensucian, pero con estos consejos podrás dejarlo como nuevo
Limpiar la cocina es una de las tareas menos deseadas. Tener que limpiar todo después de comer supone un quebradero de cabeza en muchas ocasiones. Además, hay superficies que acumulan una gran cantidad de trastos y de suciedad, como es el caso del fregadero.
Junto a los restos de comida, hay veces que se queda agua acumulada y mucha suciedad que no es agradable eliminar. Por ello, el momento de limpiar el fregadero siempre supone un mal trago. Antes de seguir haciendo esta labor con desgana, tienes que probar algunos trucos que seguro que te harán la vida mucho más fácil. Solo necesitarás unos ingredientes muy fáciles de obtener.
En el fregadero almacenamos sartenes, platos, tazas, vasos y un largo etcétera de cubiertos y utensilios de cocina. Cuando pasan algunos días y se va acumulando la suciedad, este luce demasiado opaco. Pero tiene arreglo, y consiste en limpiarlo con los productos adecuados.
Cómo desatascar el fregadero y quitar los malos olores fácilmente
No creas que con agua y jabón es suficiente. Al menos cuando las cosas se complican. Quizás te resulte útil si solamente hay restos muy superficiales, pero no con comida que se acumule durante días. Es entonces cuando hay que acudir a algunos alimentos como el aceite de oliva, el vinagre blanco o la harina para devolverle el brillo al fregadero. A continuación, te explicamos dos sencillos trucos para limpiarlo adecuadamente.
Aceite de oliva y vinagre blanco
Con esta combinación podrás limpiar de manera rápida y perfecta tu fregadero de acero inoxidable. Esto es porque el vinagre es un gran limpiador de superficies, que también sirve para sacarle brillo. Tan solo hay que humedecer un paño con la mezcla de este par de sustancias y pasarlo para obtener grandes resultados.
La solución definitiva para deshacerte del mal olor del fregadero
Harina
La harina sirve para pulir el acero inoxidable. Es capaz de absorber la suciedad de las ranuras del acero. Este procedimiento se puede ejecutar cuando seques muy bien el área donde esparcirás el polvo. Cuando esté libre de humedad, tendrás que echar la harina por toda la superficie que vayas a pulir. Con varios movimientos circulares sobre el fregadero con un paño lo terminarás de pulir.
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