No parece que Charlene Wittstock, flamante princesa de Mónaco, esté cómoda con su nueva condición (los rumores de ruptura con Alberto días antes de su boda fueron incontenibles). Ni con su nueva casa, el palacio Grimaldi. "Se puede decir que durante un tiempo no ha vivido aquí una mujer", ha afirmado la exnadadora sudafricana, que ha encargado la remodelación del palacio a su compatriota Stephen Falcke.