Recelos, negativas, temor e impedimentos. Estas son las reacciones que han causado en los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Zaragoza, salvo en CHA que ha dejado una puerta abierta, el debate ciudadano para dejar el río Huerva sin cubrir en el tramo de Gran Vía. La propuesta tampoco ha calado entre los colectivos que agrupan a las asociaciones vecinales de la ciudad. Tanto la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) como la Unión Cesaraugusta descartaron ayer esta idea por considerar que el cambio de planes en las obras del tranvía traería muchos más problemas que ventajas.

Si el alcalde Juan Alberto Belloch lo dejó más que claro el martes y auguró el hundimiento del comercio y el retraso sine die de las obras del tranvía, también el PP e IU descartaron ayer la posibilidad de no volver a colocar la losa de hormigón que cubre el río entre la calle Lagasca y la plaza Basilio Paraíso.

La portavoz del PP, Dolores Serrat, calificó la propuesta de "ocurrencia" y señaló que el Huerva "lleva poca agua y ya hubo un intento fallido de recuperar sus riberas en el tramo anterior a Gran Vía que no resultó y se convirtió en un nido de suciedad. Hay que poner los pies en el suelo". El portavoz de IU, José Manuel Alonso, apuntó que esta modificación "es inviable y el coste sería desmedido para Zaragoza".

El presidente de la FABZ, Miguel Ángel Mallén, habló de las complicaciones de esta intervención propuesta por arquitectos, ingenieros y ciudadanos anónimos, ya que "el río discurre por un cajón muy vertical y sería muy costoso desde el punto de vista técnico". Mallén abogó por impulsar cuanto antes las obras del tranvía. Por su parte, el presidente de la Unión Vecinal, Manuel Ortiz, defendió también el recubrimiento del Huerva. No obstante, Ortiz se mostró partidario de aprovechar el debate público para dejar lucernarios en algunos puntos concretos del bulevar de Gran Vía para que "los zaragozanos recuerden que debajo de la calzada hay un río".

Poco eco obtuvo también esta propuesta entre los vecinos y comerciantes del Centro. En el pleno del distrito y en los negocios se palpaba ayer el "malestar" causado con esta idea. Los residentes y los comerciantes con puerta abierta en Gran Vía auguraban meses y meses de obras y la ruina de sus negocios si el río se dejaba al descubierto y las obras de la línea 1 del tranvía no podían continuar. "No podía imaginar que yo defendería las obras del tranvía. Solo quiero que acaben cuanto antes", dijo Fermín López, el dueño de un bar de la zona.