En un acto muy breve y sencillo, la familia directa de José Antonio Labordeta y un reducísimo número de amigos depositaron a los pies del mausoleo de Joaquín Costa, en el cementerio de Torrero de Zaragoza, los cientos de flores que recibió el cantautor fallecido durante los dos días que ha durado la capilla ardiente y por la que rindieron sentido homenaje miles de ciudadanos.

Los restos mortales del cantautor fueron incinerados a primera hora de la mañana y poco después, la comitiva se acercó todavía sobrecogidos a la parte vieja del camposanto. La viuda, Juana, flanqueada por sus tres hijas, Ana, Ángela y Paula posaron frente a la sepultura del regeneracionista altoaragonés y uno de los prohombres de la comunidad autónoma. Allí se encontraban todas las coronas de flores que instituciones, colectivos, amigos y ciudadanos han mandado estos días en señal de duelo por la muerte de Labordeta. Acompañando a la familia estaban algunos de los amigos más cercanos, como el cardiólogo Ángel Artal, el profesor y fundador de Andalán Eloy Fernández Clemente (que además es el mayor especialista en la obra de Costa) y el bibliófilo José Luis Melero. También asistió la dirección de CHA, encabezada por Nieves Ibeas.

Fue Fernández Clemente, íntimo amigo del cantautor desde hace más de 45 años, el que se encargó de dirigir unas palabras a modo de recuerdo y homenaje. "Sin proclamarlo, de alguna forma estaba siguiendo los pasos de Costa en el ejercicio de cada día", indicó. Eloy Fernández celebró la idea de la familia, que se ha guardado como recuerdo todas las cintas de las coronas, los objetos que depositaron los ciudadanos junto al ataúd durante los dos días de velatorio y las miles de condolencias recogidas por las Cortes de Aragón.

Fernández Clemente destacó que tanto Costa como Labordeta coincidían "en tantas cosas"y puso como ejemplo el trabajo por la libertad y la Justicia, "por España y por Aragón, exactamente lo mismo que José Antonio".

"Existe un nexo de unión, una tradición" entre ambos, señaló. Además, recordó que de los cinco grandes aragoneses universales de la edad contemporánea, Goya, Costa, Buñuel, Costa y Labordeta, solo estos dos reposarán eternamente en Aragón. El primero en Zaragoza y el segundo en el Pirineo, donde la familia esparcirá sus cenizas.