"Se ha activado una pokeparada en el Parque Grande, ¿te vienes?". Los tiempos cambian, las formas de lo que se conoce como "echar la tarde", también. Pokémon Go aterrizó en Zaragoza el pasado 15 de julio y, como en muchos otros lugares del mundo, ya ha modificado ciertos hábitos o redefinido el uso de ciertos espacios públicos. Para empezar, la mayoría de zonas turísticas y lugares concurridos de la ciudad ahora tienen sus propias pokeparadas fijas, que se activan y desactivan aleatoriamente a lo largo del día. Algunos de los puntos de la ciudad que se han convertido en, digamos emblemáticos para los entrenadores, son la plaza del Pilar, donde hay 7 poképaradas, el Puente de Piedra, la plaza de la Seo, las que hay por la zona Universidad, el recinto de la Expo o los parques de Macanaz y José Antonio Labordeta. Este último reúne 3 pokeparadas muy cercanas entre sí, por lo que no es raro encontrarse una tarde cualquiera entre semana con abultados grupos de personas con un móvil en la mano. Pero muchos conversan, otros van dando un paseo... Parece que no hay mejor plan veraniego en 2016 que pasar la tarde a la sombra de un árbol cazando pokémon.

Entre 30 y 40 personas

Víctor, por ejemplo, ha acudido solo a la parada de la fuente que hay tras la plaza de Princesa, dentro del mismo parque, alrededor de la cual se encuentran sentados entre 30 y 40 personas, móvil en mano. Es la primera vez que acude a una, ya que suele jugar aprovechando que sale "a comprar al súper o a hacer algún recado", cuenta, y añade que en ese momento "pasaba por aquí cerca y el juego me ha señalado una parada activa, por eso me he acercado a la fuente". Esto se podría equiparar a la adicción que crean las redes sociales con las notificaciones, sin embargo, Celia, que se ha desplazado hasta el parque con su pareja, no considera que esté pendiente de la aplicación a cada segundo, no le quita "más tiempo que el whatsapp", por ejemplo. Aún así reconoce que ha habido veces que "sí es un estímulo para salir", ante la duda de quedarse en casa tranquila.

A la zona de la fuente van llegando y marchándose varias personas, en grupo o solas, constantemente, ya que no es el único punto del parque donde hay pokémon. "Nosotros hemos venido porque alguien había tirado cebo por esta zona", declara Daniel, que acababa de llegar junto con dos amigos. Los cebos, al igual que los inciensos, cuestan dinero real, pero a pesar de ello los entrenadores son solidarios y es usual que se hagan llamamientos, por redes sociales especialmente, para que "otros jugadores aprovechen el efecto de los cebos, porque si ya lo tienes qué más te da", apunta el muchacho, de no más de 12 años. Otros dos jugadores, procedentes de Noruega y que venían haciendo un viaje por España, no dudaron en desviar su ruta turística "porque habían visto el cebo", asegura Stian justo antes de exclamar y despedirse con euforia tras haber aparecido en la pantalla de su móvil una de las criaturas.

Los pokémon aparecen según la franja horaria o el lugar. El grupo reunido en el Parque Grande buscaban de tipo planta o de agua al estar junto a una fuente, y de este tipo también aparecen "en la ribera del río Ebro, al igual que los de tipo normal aparecen por toda la ciudad y los de fuego en las zonas más cálidas. hace más calor", explica David, otro jugador que también suele jugar en la plaza del Pilar. En el centro y en los puntos clave de Zaragoza también se pueden encontrar muchos gimnasios, "menos que pokeparadas eso sí", puntualiza el jugador, aunque éstos también se dejan ver más por las zonas barriales.

Los combates por equipos para hacerse con el control de un gimnasio, asimismo fomentan la interactuación y "cooperación entre jugadores", asevera David desde su propia experiencia... ¿Quién no ha fantaseado alguna vez con ser el líder de gimnasio de su barrio?