Trajes de ceremonia

‘Candy bar’ y regalos digitales, las nuevas modas en las comuniones aragonesas

La decoración del evento gana protagonismo y alcanza un gasto mínimo de 400 euros en detrimento de la elección de menús «sencillos»

Vestidos, trajes y complementos de comunión en la Boutique María Jesús, en camino de las Torres.

Vestidos, trajes y complementos de comunión en la Boutique María Jesús, en camino de las Torres. / Josema Molina

Judit Macarro

Judit Macarro

La celebración de la primera comunión, donde el niño o niña participa por primera vez en el Sacramento de la Eucaristía, ha pasado a convertirse en «una pequeña boda primaveral». La pequeña o mediana comida familiar en un restaurante elegante es sustituida ahora por grandes espacios donde se sobrepasa el centenar de comensales y disponen hasta de barras libres con gominolas (llamadas candy bar). Y la lista de regalos, donde antaño no faltaba un viaje a Disneyland, se llena ahora de objetos digitales de última moda o sobres de dinero donde se paga el cubierto del restaurante, a imagen y semejanza de las bodas. Así lo aseguran desde Pipaco, gestores de eventos en Aragón, quienes señalan que en los últimos años este acontecimiento ha dejado de ser «algo íntimo y familiar» para convertirse en «un evento con todo tipo de detalles ceremoniales».

La decoración ha ganado protagonismo y las peticiones van, según la empresa, desde las más sencillas donde los clientes piden «copas y vasos elaborados para la ocasión» hasta las más detalladas en las que se preparan tartas personalizadas, fotomatones, castillos hinchables, carritos de palomitas o el moderno candy bar. La barra libre de chucherías es, según esta empresa, «lo más demandado» en la mayoría de las comuniones y su precio oscila entre «los 200 euros mínimo, dependiendo del número de invitados», señalan.

Por otro lado, hay cosas que nunca pasan de moda, como es el caso de la animación para los más pequeños. Esta sigue siendo uno de los grandes clásicos en las comuniones. Un imprescindible de antes y ahora que «nunca se deja fuera de la organización», explican desde Pipaco.

Entre las peticiones de pasteles y decoración, señalan que los colores de moda son «los neutros y los pastel» y su precio oscila «como mínimo» los 100 euros, dependiendo de nuevo del número de comensales.

La opción del photocall sigue siendo también de las grandes demandas. Los hay sencillos, «con decoración de guirnaldas y globos», o más ornamentados con «un cartel personalizado del niño o niña que se comulga», explican desde la empresa. Su precio varía entre los 200 y los 300 euros en función de los elementos demandados y el total de personas invitadas. Es decir, una comunión con candy bar y decoración con pasteles conlleva ya un gasto mínimo de 400 euros.

Una comida sencilla

Frente a todas las nuevas modas decorativas, a la hora de elegir un menú para la ocasión «las familias no buscan una composición compleja de los platos», aseguran desde el restaurante El Cachirulo, en Zaragoza. La comida brilla por su sensillez en la mayoría de las comuniones aragonesas y es ahí donde está la gran diferencia con las bodas. «Se demanda una comida sin aperitivo, con dos platos principales y postre», explican.

Un menú que si bien alcanza «como mínimo los 65 euros» por persona, dista mucho de lo que se prepara en los enlaces matrimoniales. La gran diferencia, señalan desde El Cachirulo, está en «el aperitivo incial previo a las comidas», que en las bodas se realizan en jardines o espacios externos al comedor. En todo caso, si la lista de invitados a la comunión es de más de cien comensales, «ya se tendría que plantear otro tipo de espacio muy parecido al de las bodas», apuntan. Estos serían grandes restaurantes como Espacio Ebro, el Castillo Bonavía o Torreluna. 

El gasto de los trajes

El vestido o traje de comunión es una pieza clave que no puede faltar en ninguna de estas ceremonias religiosas. Las demandas van desde las más «elaboradas» hasta las más «modestas y sencillas» en función del presupuesto que quiera invertir cada familia en esta celebración. Así lo asegura Estella Larena, propietaria de Boutique Royo, en la calle Francisco de Vitoria de Zaragoza.

Larena añade que para esta temporada de comuniones «muchos clientes» han optado por comprar vestidos «más sencillos para invertir la diferencia en otros gastos de la celebración».

En la Boutique María Jesús, ubicada en camino de las Torres, Ana Muñoz (propietaria) apunta que el gasto medio de los clientes ronda «los 600 euros para las niñas y los 500 para ellos, porque sus trajes tienen mucho menos detalle». El atuendo de las féminas puede costar entre «380 y 890 euros en función de la complejidad de la prenda», apunta Muñoz. Un precios que varía dependiendo de los complementos, porque en función de los zapatos y otras piezas que se eligen «la suma alcanza unos doscientos euros más», señala la vendedora.

En cuanto a los colores, los tules azul y verde, según Múñoz, son los tonos favoritos de la temporada entre ellas. Mientras que para ellos, «los familiares se decantan por telas más rústicas y tonos azules, ya no se lleva tanto la prenda clásica de algodón», asegura.

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