Desde que el servicio de emergencia médicas recibe la primera llamada advirtiendo del atropello múltiple en el puente de Londres, poco después de las diez de la noche, en concreto a las 22.07 hora local (las 23.07 en España), hasta que la policía abate a tiros a los tres terroristas en el cercano mercado de Borough -una concurrida zona de ocio nocturno- pasan tan solo nueve minutos. Pero la pesadilla se hizo eterna.

Los testimonios recogidos por los medios de comunicación dan cuenta del horror vivido: «Ví como la furgoneta lanzaba a una persona varios metros por el aire y hasta donde pude ver, había unas cinco o seis personas tiradas en el suelo. Parecían muertas o que se estaban muriendo», explicó un joven llamado Mark. Otro testigo, Alessandro, describió cómo la furgoneta cruzaba el puente a gran velocidad «en zig zag intentando embestir al máximo de personas posibles».

Avanzando con cuchillos

Tras llevarse por delante a un número indeterminado de viandantes, la furgoneta siguió su marcha, dejó atrás el puente, y se estampó contra la valla que rodea la catedral de Southwark. Los terroristas salieron del vehículo armados con grandes cuchillos y vestidos con unos chalecos que simulabam cargar explosivos. Avanzaron acuchillando al azar a todo persona a su alcance,en la calle, en restaurantes o en pubs. La gente se defendía como podía, lanzando todo tipo de objetos contra los terroristas.

Gerard Volw, de 47 años, se encontraba en el pub Ships siguiendo la final de la Champions cuando vio a los terroristas cómo apuñalaban al menos 15 veces a una mujer. «Ella gritaba ‘¡ayudadme, ayudadme!’», explicó al diario británico The Guardian. Volw intentó ayudar a la mujer lanzando a los agresores sillas, vasos, botellas, todo lo que tuvo entonces a mano. «Intentaban acercarse para apuñalarme a mí también... Ellos apuñalaban a todo el mundo. Eran el diablo, malvados», dijo.

En el pub Mudlark entró una chica con una herida en el cuello que sangraba mucho. «Acababan de apuñalarla y las personas del local intentaron detener la hemorragia», explicó a la BBC Alex Shellun, que se encontraba dentro del local. El taxista Chris, por su lado, vio cómo uno de los terroristas había acuchillado a una chica joven en el pecho, dio media vuelta con su vehículo para enfrentarse al agresor pero este logró esquivarlo. «Ese tipo, con un cuchillo muy grande, apuñalaba a la gente al azar. Un verdadero animal», dijo el taxista.

«Estábamos limpiando cuando dos personas entraron en el restaurante gritando y presas del pánico», explicó, también al diario The Guardian, Felipe Vaiano, empleado del restaurante Roast. «Intentaron explicarme lo que estaba sucediendo pero el pánico les impedía casi hablar. Lo único que atinaban a decir era que abajo estaban apuñalando a gente», contó.

La policía abatió a los terroristas frente al pub Wheatsheaf. Allí comprobaron que los chalecos con explosivos eran falsos. Lo peor había pasado pero la alerta seguía. La policía emitió un mensaje en Twitter en el que pedía a los londinenses que buscasen un lugar seguro, silenciaran sus teléfonos móviles y llamaran a la policía si veían que su vida corría peligro.