De los recortes sociales a la defensa del trabajo; de los ajustes fiscales a la banca europea. La semana que hoy comienza ofrece un amplio abanico de motivos para elegir a placer cuál es la que mejor se adapta a cada espíritu reivindicador.

La protesta de ayer, en la que más de cien organizaciones cívicas unieron sus fuerzas a la de los sindicatos CCOO y UGT, dejó la evidencia que los partidos políticos ocupan un segundo plano, más allá del juego institucional en el Parlamento, en el apoyo a los ciudadanos que padecen una lenta pero firme pérdida de riqueza. De hecho el PSOE reforzó a última hora su presencia en Madrid, tras una semana en la que sus dirigentes fueron asaeteados con preguntas sobre por qué no cumple un papel de agitación, similar al que en su día desempeñó el PP con obispos y víctimas del terrorismo.

Una decisión, un motivo

Desde la primera protesta contra la reforma laboral, las calles se han llenado de consignas tras cada decisión del Gobierno, pero sobre todo, tras conocer que la sanidad y la educación, tendrán 10.000 millones menos en los Presupuestos. Así va calando la idea que se estrenó con la huelga general del 29 de marzo: "Quieren acabar con todo".

La reducción del gasto social que ha llevado a los recortes en sanidad, educación, investigación y servicios sociales puestos en marcha al tiempo que aumentaba el IRPF, se anunciaba la subida del IVA, y subía el precio de la luz, el gas y el transporte público, han creado un alto malestar en los ciudadanos que ve mes a mes una destrucción de empleo imparable.

La del Primero de Mayo estará más vinculada a la tradición sindical. Las centrales se la plantean como una continuidad de la huelga general del 29 de marzo porque al rechazo a la reforma laboral se han unido más motivos. Desde su papel institucional, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez denunciarán la falta de interés del presidente del Gobierno en el diálogo social y reiterarán la necesidad de un gran pacto social, politico y económico para salir de la crisis de una manera distinta a los ingentes sacrificios actuales.

Y finalmente, uno de los demonios europeos: el BCE. La cumbre de Barcelona será la ocasión de hacer llegar el malestar ciudadano a quienes suscriben los recortes. Jueces para la Democracia y la Unión de Fiscales Progresistas han advertido de los intentos de coartar la expresión democrática en la calle con la excusa de perseguir la violencia callejera, es decir, "elevar a rango de problema general lo que son solo anécdotas".