La futura exhumación de los cuerpos de dos anarquistas de Calatayud depositados sin el consentimiento de sus familias en el Valle de los Caídos ha sido recibida con "alegría y esperanza" por sus familiares. La nieta de Manuel Lapeña Altabás y sobrina nieta de se hermano Antonio Ramiro, Puri Lapeña Garrido, recordó ayer que este auto judicial "abre una puerta" a muchas otras personas que no conocen el lugar en el que están enterrados sus parientes más próximos. "Con estos asuntos todavía hay gente que no quiere saber", explicó.

Su marido, Miguel Ángel Capapé, también es el presidente de la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (Arico), explicó que el camino recorrido "ha sido muy largo" y que en este momento están sufriendo "los nervios lógicos de las novedades". Esperan que Patrimonio Nacional colabore para hacer efectiva la sentencia, aunque saben que existen "algunas presiones" y "dificultades técnicas" para llevarla a cabo.

Capapé reclamó por su parte que a partir de ahora se vuelva a dotar de fondos a la Ley de Memoria Histórica para poder proceder con otras excavaciones de fosas.

El hijo de Manuel Lapeña ahora mismo tiene 92 años. Ha recibido la noticia "con escepticismo", después de tantos años esperando, según explica su hija Puri.