Los datos económicos indican que la sociedad española se está recuperando de la crisis, o eso parece. Desde Cáritas Aragón aportan una segunda lectura, más profunda y más allá de la frialdad de números y estadísticas. Cada vez hay menos pobres, pero los que lo son están peor.

La Memoria del 2015 que se presentó ayer en la sede regional de Cáritas pone de manifiesto una disminución en la cantidad de casos atendidos pero también el empeoramiento de la situación de las personas que acuden en busca de ayuda: «Hay menos gente que se ha acogido pero los que vienen están en una situación peor», afirmó Carlos Sauras, Presidente de Cáritas Aragón. Por ello no se puede pensar que «estamos en el tren de salida, pues la recuperación es frágil y no alcanza todavía a muchísimas personas».

Este alivio de la «situación coyuntural» viene propiciada por el descenso del desempleo y la reactivación económica así como por la «mejora de las prestaciones y ayudas públicas» que se han incrementado también, observó Jesús Luesma, Secretario Técnico de Cáritas Aragón. Añadió que en las situaciones graves de exclusión, «hay tres factores que conviven: la extensión de la pobreza, que está disminuyendo, la intensidad, que ha aumentado pues los pobres son más pobres y la cronificación. En torno al 68% llevan más de dos años recibiendo ayuda de Cáritas». No obstante, para que esto no se convierta en un «asentamiento en la pobreza», cada caso de tiene un expediente abierto y un seguimiento actualizado.

El presidente de Cáritas insiste en que «estamos en una sociedad cada vez más desigual». En el período desde 2008 al 2015, coincidiendo con los años de crisis, «se ha profundizado la pobreza», añadió. Con la mejoría económica hay menos personas que necesitan ayuda, algunas han conseguido salir de la situación precaria gracias a la intervención de entidades sociales, pero las que quedan o las que acuden ahora en busca de atención «se encuentran en situación muy dura», de máxima precariedad. Incluso llegan a Cáritas personas con trabajo, observó Sauras: «Son trabajos muy precarios, con salarios muy bajos, que no garantizan el mínimo de dignidad de las familias y de las personas».

Y para este año 2016 se constata que «la tendencia va a ser la misma», pues los datos del primer semestre son similares.