El 25 de julio, es decir, hoy mismo, estaba llamado a tener una trascendencia especial en la resolución del conflicto del arte sacro. La sentencia de la titular del Juzgado número 1 de Huesca obliga a Cataluña a devolver los 97 bienes procedentes del Monasterio de Sijena. Sin embargo, todo apunta a que la jornada será una más en la concatenación de desafíos y agravios de la comunidad vecina hacia Aragón.

Siendo sinceros, el conflicto de los bienes es un lío de cuidado; una maraña en la que es fácil perderse. Tantos son los años acumulados y tantos los litigios que no resulta sencillo aclararse sobre el estado de la situación. Pero una cuestión conviene tener clara: Cataluña aún no ha devuelto nada. Y previsiblemente hoy tampoco lo hará, pese al auto que debería obligarle a hacerlo.

Las tres compras ilegales

Las 97 piezas que hoy deberían volver al monasterio de Sijena fueron compradas entre 1983 (44), 1992 (12) y 1997 (41) ilegalmente, según consta en la sentencia. La mayoría son de poco valor. De hecho, el público solo puede ver 7 de todas ellas. Las que están en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) ni siquiera están expuestas. Se encuentran en los sótanos guardadas en cajas. Más que obras de arte se trata de objetos de todo tipo, como trozos de platos, ornamentos, porcelanas, pergaminos, libros... Entre ellas apenas hay unos fragmentos de pinturas murales, pero de menos valor que las de la sala capitular, que son una auténtica joya.

Estas obras de menos valor son las que Cataluña, en un principio, estaba dispuesta a devolver. Figuran en el convenio que las dos comunidades quisieron firmar, y que finalmente quedó frustrado porque la Generalitat se negó a aprobarlo. En la carta remitida esta semana al Gobierno de Aragón se admitía que iban a volver a Sijena 56 obras. La DGA ni siquiera tiene muy claro cuáles son.

El lote de 97 bienes se puede subdividir en tres ventas. La primera se produjo en 1983 y fue la Generalitat la que adquirió las piezas (44). En este lote están las únicas 7 obras que el público puede ver, y que están en el Museo Diocesano de Lérida. Se trata de unos relieves de alabastro, que fueron arrancados del retablo de Santa Ana y de tres cajas sepulcrales.

Otro lote de 12 obras fueron adquiridas en 1992 por la Generalitat y están ahora mismo en el MNAC. Este museo compró en 1994 otra serie de bienes compuesto por 41 objetos. Ninguna está expuesta. Todas ellas deberían volver a sus legítimos propietarios, que según la sentencia es Aragón. El Gobierno de la Generalitat dijo el sábado que lo hará en un plazo de dos semanas. La jueza de Huesca podría tomar medidas para forzar el regreso, como el envío de la Policía.

A falta de que se resuelva este litigio, existen otros dos --uno ya zanjado--. Por una parte el que hace referencia a las pinturas de la sala capitular, que son las más valiosas, y que Cataluña se niega a devolver. Alega que trasladarse conlleva mucho peligro para su conservación. Una sentencia obliga al MNAC a devolverlas al monasterio de Sijena, su lugar original. Seguramente sea la parte del conflicto más compleja de resolver no solo técnicamente, sino por el posicionamiento de la Generalitat. Por último, está la cuna del Belén, que volvió la pasada a Aragón, tras ser requisada por la Policía.