Sin duda, será el curso de la innovación. No solo en lo que a la planificación dentro de la escuela se refiere, sino también en referencia a la organización del sistema. Porque se darán varias circunstancias nunca vistas antes en Aragón. Como la convivencia en un mismo colegio de aulas destinadas a niños de 2 años con otras para alumnos de Educación Especial. Son varios los centros de la comunidad adheridos este curso a alguno de esos dos modelos, pero solo uno desarrollará a la vez ambos proyectos. Se trata del Calixto Ariño, en Zaragoza, donde coincidirá la escolarización temprana, la ordinaria y la Especial, con la habilitación de dos aulas vinculadas al colegio de Educación Especial Ángel Rivière. «Estamos encantados. Llevamos muchos años trabajando con ellos y realizamos actividades conjuntas de forma continuada», explicó el director del centro, Raúl Pinos.

Pero hay un problema. Las familias censuran que el proyecto ideado por el departamento «se ha hecho deprisa y corriendo sin contar con la comunidad educativa», lamenta José Luis Gabardós, del AMPA del Calixto Ariño. Sus críticas se centran en que el ascensor que la DGA no ha escuchado su propuesta de instalar aulas prefabricadas este curso y aplazar el traslado al siguiente. «Se trataba de asegurar que todo saliera bien, pero las obras empezaron el 29 de agosto cuando estaban previstas para principios de ese mes, se iba a instalar el ascensor y dos aulas en la primera planta, pero lo que se ha hecho es bajar todo a la planta baja y quitar numerosos espacios al centro para habilitarlos para estos niños del Rivière. No ha habido previsión ni se ha dotado de medios humanos ni materiales».

El traslado, el lunes

De hecho, los niños, de momento, siguen en el Rivière a la espera de que acaben las obras. «Nos dicen que el traslado será el lunes pero lo dudo porque está todo sin puertas y los sanitarios sin montar. En junio sugerimos instalar prefabricadas este año pero eligieron hacerlo todo deprisa y mal. Estamos a favor de la integración de la Educación Especial con la ordinaria, pero siempre que se haga bien y con calzador», lamentó Manuel Mazarico, del AMPA del Rivière.

Cuando se consuma el traslado, estos niños compartirán centro también con alumnos de 2 años, que han agotado todas las plazas ofertadas. «Las familias están muy contentas. Además, reciben las primeras nociones de alemán, ya que el centro es bilingüe en este idioma», expone su director.

En el Zaragoza Sur también se vivirá un hecho sin precedentes, con la convivencia en un mismo centro de la jornada continua -en alumnos propios colegio- con el horario partido -para niños de las aulas puente del Valdespartera 3-. En el centro se resta trascendencia a las posibles dificultades de organización, ya que el distinto horario para ambos centros evitará problemas en la entrada y salida, así como en el comedor, donde tampoco coincidirán.