Hojas de vid, chopos de sinoples, sabinas naturales, cabezas de caballo, lunas crecientes, cruces, bandas entrecruzadas, coronas de diversa índole... Aunque parezca la relación de artículos de un todo a cien o una tienda de curiosidades, nada más lejos de la realidad. Se trata de los emblemas que aparecen en los escudos y banderas que han adoptado seis municipios de la provincia de Zaragoza y uno de Huesca.

El BOA publicó esta semana la autorización del Gobierno de Aragón para que dichos municipios puedan rehabilitar, modificar y adoptar sus nuevos escudos y banderas conforme al reglamento vigente de esta materia.

Los ayuntamientos de Alarba y el de Jarque han optado por una luna creciente, encuadrada en un rombo y con una hoja de vid, en el caso del primero; y entre dos bandas blancas en el caso del segundo. El consistorio de Monegrillo ha elegido un emblema más complejo para el escudo, dividido en dos niveles, en la parte superior aparecen una M bajo una o , ambas en oro, y por debajo una sabina natural.

Un árbol de sinople centra la imagen del escudo y la bandera de Montón, mientras que el Ayuntamiento de Mozota se inclina por un chopo verde situado sobre un lazo mudéjar en orla. Mención aparte merece el escudo y la bandera Biscarrués, de la provincia de Huesca, que también ha adoptado sus emblemas durante esta semana. Una cabeza de cabello blanca, desguarnecida en su centro, encuadrado en un paño con la parte superior de color azul y roja por abajo, es la imagen central de la bandera que enarbola este municipio.

La cruz del Santo Sepulcro

La historia del municipio de Nuévalos, situado en la comarca de Calatayud, está muy ligada a la Orden del Santo Sepulcro, algo que ha quedado reflejado en sus emblemas. La cruz patriarcal recortada en plata, que centra el escudo y la bandera adoptada por su ayuntamiento procede precisamente de esta orden.

La noticia documental más antigua sobre la existencia del municipio se remonta a 1159, año que uno de sus pobladores, Fortunio de Nuévalos, entregaba una heredad situada en Jarque de Moncayo a la orden del Santo Sepulcro. En el año 1228, don García Frontin, obispo de Tarazona, concedió a la Orden la parroquia de Nuévalos, según aparece registrado en el libro, La Orden del Santo Sepulcro en Zaragoza , escrito por Wilfredo Rincón en 1982.

Durante el resto de su historia y hasta la abolición de los señoríos por el decreto de las Cortes de 6 de agosto de 1811, Nuévalos siguió formando parte del patrimonio de esta orden militar. Entre el patrimonio artístico del municipio también destaca, en la iglesia parroquial dedicada a San Julián y Santa Basilia, una cruz procesional de plata, del primer cuarto del siglo XVII, prototipo de las cruces de esta orden.

Junto a este símbolo del Santo Sepulcro, el escudo de Nuévalos también recoge una filiera de plata en evocación a la pureza de sus aguas, su fuente de vida y riqueza, con el turismo del Monasterio de Piedra.