En el río Ebro viven cuatro de las diez especies de náyades o almejas de agua dulce presentes en la península: Unio mancus, Potomida littoralis, Anodonta anatina y Margaritífera auricularia. Todas ellas, y no solo la margaritífera, como se pensaba, están amenazadas por la desaparición de su hábitat. Su presencia está disminuyendo de tal manera que los científicos acaban de dar la voz de alarma.

Un estudio presentado esta semana por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) revela que en el tramo aragonés (930 Km) se localizaron los tres únicos ejemplares vivos de margaritífera de todo el eje del Ebro. Lo que viene a confirmar que el canal Imperial y el de Tauste, con unos 4.000 ejemplares, poseen más del 95% de la población mundial de esta especie en peligro de extinción.

"Desde el Gobierno de Aragón, que tiene las competencia de gestión, se está haciendo lo imposible por salvar la especie. Pero los resultados obtenidos son peores de lo esperado", explica Alfonso Calvo, jefe del Servicio de Estudios Ambientales del Área de Gestión Medioambiental de la CHE, quien recuerda que el mayor problema es que no se reproducen.

PROSPECCIONES En prospecciones realizadas en los años 2002 y 2003 en 21 de las 30 mejanas más relevantes entre Novillas y Zaragoza se detectaron 38 ejemplares vivos de margaritífera; 181 de Unio mancus; 196 de Potomida, y 180 de Anodonta. En los muestreos del 2005, con motivo de Expo, en los cuatro kilómetros del cauce afectado, no se detectaron margaritonas, pero sí 619 Potomidas; 179 Unio mancus, y 27 Anodonta.

En la actualidad, en los 18 tramos muestreados de la ribera alta y los otros 13 de la baja (del total de 118 que posee el río Ebro a su paso por Aragón), solo se han hallado tres margaritíferas vivas, alguna colonia numerosa de Potomida y pequeños grupos o ejemplares dispersos del resto de especies.