"Alegres, felices, combativos" y en cueros. Así recorrieron varios barrios de Zaragoza algo más de 200 ciclonudistas para reivindicar justicia en las calles, el lema de la marcha, sin que la lluvia y una tarde desapacible les incitara a suspender el acto.

La marcha, séptima que se desarrolla con estas características en la capital aragonesa, coincidía en la fecha con otras que se celebran en todo el mundo con el propósito de conseguir una ciudad más amable. En España se sumaron a la iniciativa otras once capitales, entre ellas, Huesca.

A las siete de la tarde se concentraron los participantes en la plaza España, en presencia de algo varios millares de voyeurs y otros ciudadanos que acudieron a apoyar a los manifestantes o que pasaban por el lugar para ver la Feria del Libro.

La reunión estuvo amenizada por música de dulzainas, aunque la celebración podía ser más proclive a que sonaran gaitas, y una traca de petardos dio la señal de partida, ante la decepción de algunos testigos por que los ciclistas fueran vestidos.

No era allí, sino la Facultad de Empresariales el lugar elegido para desprenderse de la vestimenta y quedar "desnudos frente al emporio del ladrillo y el hormigón", como rezaba el comunicado que se leyó en el camino, durante un alto en la plaza del Pilar. En total, el recorrido duró una hora aproximadamente y la lluvia no resultó muy molesta porque la temperatura era agradable para desinhibirse.

Los ciclonudistas marcharon por el centro de Zaragoza ante la sorpresa de muchos ciudadanos que se cruzaron con el evento. Una anciana, que tapaba los ojos a la menor que la acompañaba, posiblemente su nieta, comentaba: "Tendrán valor". Hace falta tenerlo para enfrentarse al tráfico ciudadano y al hormigón sin ninguna protección y conseguir una mejoría en la habitabilidad para todos los ciudadanos.

Diego, portavoz de la Coordinadora Ciclonudista, convocante de la marcha junto al colectivo Aragón no se vende, recordó que en el último año se han ganado varios kilómetros para el carril-bici en Zaragoza, al tiempo que lamentaba que el tramo más importante de los realizados, el del paseo Echegaray y Caballero, "haya quedado en una acera-bici, por un diseño y una ubicación inapropiados".

Los ciclistas cruzaron el Ebro por el puente de Hierro, para llevar su reivindicación también a la margen izquierda, y regresaron por el de Piedra, entre los leones, para seguir luchando a pelo contra "el monstruo", como identifican a la especulación del ladrillo.