David M. se sentó ayer en banquillo de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza identificado con su nombre, en lugar de con su número profesional de Policía Nacional, al haber prosperado una denuncia contra él por lesiones que ayer quedó reducida a una falta (delito leve), acompañada de otro delito contra la integridad moral. Se los imputa Beatriz B., que le acompañó en el banquillo acusada de un delito de atentado (agredir a un agente de la autoridad) y que, para el fiscal, debió ser la única que se sentara en él.

Según coincidían los relatos de la mujer, del agente y de los testigos de ambas partes (policías y clientes), los hechos sucedieron en el bar El Páramo, que funcionaba como after hours cuando, el 7 de mayo del año pasado, sobre las 8.00 horas, unos agentes entraron para hacer una redada contra el menudeo de drogas.

Entre ellos estaba David. M., quien según Beatriz B. dio órdenes a otra compañera suya de que la metiese en el baño y la cacheara, como así hizo. Él y sus compañeros afirmaron que se encargó de tomar filiaciones (llamar a la central diciendo números de DNI para comprobar antecedentes y requisitorias), y que ni dio ni era quién para dar órdenes.

En cualquier caso, con la intervención a punto de concluir con la requisa de pequeñas cantidades de droga, la mujer se aproximó a los agentes con intención de salir, y se desató el incidente.

Según ella, fue sin mayor motivo, cuando le tocó el brazo y él respondió dándole un codazo y luego un cabezazo (que nadie más vio), antes de reducirla en el suelo. Según el agente, le empujó en el costado, en la zona cerca de la pistola, y él instintivamente le sujetó el brazo; ella respondió dándole un bofetón (eso solo lo vieron los policías, pero tenía marcas al ir al médico) y la redujeron. En algún momento ella sufrió una fractura de nariz, pero no está constatada por los forenses.

Los clientes del bar coincidieron en que hubo violencia, pero vieron desde un porrazo hasta un puñetazo en la reducción.