Las incidencias ocurridas en la línea del tranvía de Zaragoza el pasado sábado, cuando dos convoyes averiados y uno descarrilado en Gran Vía dejó sin servicio a toda la línea y tirados a miles de usuarios que se dirigían al ferial de Valdespartera y al Párking Norte de la Expo, finalmente sí tendrá consecuencias para los responsables del servicio. No tanto por lo ocurrido a los vehículos como por el hecho de que fuera imposible acercar a los pasajeros desde la parada de Mago de Oz hasta más allá del paseo de los Olvidados. Resulta que no es que fuera «desaconsejable» como aseguraba la sociedad Los Tranvías de Zaragoza, sino que era imposible. Mintió para ocultar otra incidencia más grave todavía, la de la vía de escape ubicada en el paseo Isabel la Católica que habría permitido al menos llevarles hasta la zona de Romareda. Un cambio de sentido que resulta que lleva roto y sin poder funcionar desde hace un año. Y esto sí desembocará en sanción, que el área de Movilidad ahora va a tramitar.

Fuentes oficiales del área explicaron a este diario que, a raíz de la información publicada ayer por EL PERIÓDICO, se abordó esta cuestión entre los responsables y técnicos municipales y se descubrió que «en octubre del 2016» el consistorio ya tenía conocimiento de esta avería en una vía de escape que el pasado sábado era decisiva para atenuar el impacto de lo ocurrido en Gran Vía. De hecho, la responsable de Movilidad, Teresa Artigas, quien defendía solo un día antes que no habría sanciones de ningún tipo, ni siquiera conocía lo que llevan un año peleando sin éxito desde el consistorio.

Al parecer, en el momento en el que se descubre la avería en esta vía de escape, situada en el tramo que discurre entre el hospital Miguel Servet y el estadio de La Romareda, el ayuntamiento se puso en contacto con la operadora, Tranvías Urbanos de Zaragoza, para exigir un informe detallado de tal incidencia, los daños que habría podido sufrir que lo habrían dejado sin poder funcionar. Hubo «varias comunicaciones cruzadas» pero «nunca se respondió a la petición municipal. El último requerimiento se produjo, según las fuentes consultadas, «el pasado mes de junio», con el mismo resultado. Caso omiso a la exigencia del consistorio.

CINCO MESES DE SILENCIO // Casi cinco meses han transcurrido desde aquella última comunicación y nunca se arregló. Lo conocía la empresa que opera en la explotación de la línea y también la sociedad de economía mixta Los Tranvías de Zaragoza, y entre ambas se decidirá a quién dirigir la futura sanción. Se va a incoar expediente pero aún no se sabe a quién.

Dentro de la gravedad que representa que la responsable de Movilidad no tuviera conocimiento de esta avería o de que el ayuntamiento haya sido incapaz de forzar, a quien sea, a repararlo de urgencia en una infraestructura que costó millones de euros, el escenario que se presenta ahora es la reparación urgente de la misma para evitar que se repita. Y, en paralelo, depurar responsabilidades por un claro incumplimiento del contrato que representa la buena conservación de la infraestructura.

Cambia la percepción de cómo se podía haber evitado lo ocurrido o si las medidas adoptadas fueron las adecuadas mientras sigue en paralelo la investigación por las causas del descarrilamiento. En este sentido, sigue sin haber conclusiones definitivas (al menos de forma oficial) y cobra fuerza la hipótesis de que el Urbos 3 que descarriló en Gran Vía se salió de la vía por un problema en el cambio de agujas, al intentar avanzar hacia la plaza Paraíso y dejar paso a otro convoy que estaba averiado en la vía contraria y que debía retornar a las cocheras de Valdespartera a través de la vía de escape que acabó obstaculizada.

Mientras tanto, los próximos días pueden ser decisivos para determinarlo, así como para decidir quién es el responsable de la avería en el escape de Isabel la Católica. El consistorio urgirá aclararlo tanto a la sociedad como a la empresa operadora, así como repararlo de inmediato.

23.35

00.45

00.18