El proyecto de construcción de una línea de muy alta tensión entre Monzón y Cazaril, en Francia, ha reavivado la oposición en los lugares de la provincia de Huesca por los que está previsto que pasen los postes de la que se ha bautizado como autopista eléctrica1. La idea, según su promotora, Red Eléctrica de España (REE), es crear una nueva conexión entre la península ibérica y el resto de Europa, con el fin de aumentar la seguridad y la garantía de suministro del mercado español, al tiempo que se consigue mayor integración en las redes que cruzan el continente. Una de sus mayores ventajas, apunta REE, es que potenciaría el desarrollo de las energías renovables en España al interconectarlas con el mercado europeo.

Los opositores rechazan de raíz estos argumentos y piensan que la autopista eléctrica solo generará problemas de salud y medioambientales, además de un fuerte impacto antiestético en el paisaje, por los territorios que atraviese. Sin embargo, en apariencia todavía no hay motivos para la inquietud. "Lo más importante es que ahora no hay ningún proyecto como tal, ni en lo que se refiere al trazado Monzón-Cazaril ni al Sabiñánigo-Marsillon", que es el más novedoso, según subraya José Ignacio Lallana, representante de REE en Aragón.

SOLO ESTUDIOS

"La Unión Europea solo ha pedido a Red Eléctrica y a su homóloga francesa, RTE, que realicen estudios y análisis técnicos para ver la viabilidad del proyecto, lo que no quiere decir que se vaya a hacer ni que se sepa el hipotético trazado", precisa Lallana. El propio consejero de Industria, Arturo Aliaga, indicó el viernes en las Cortes que no había previsión oficial.

El problema, en su opinón, es que no se pueden potenciar las renovables en España si no hay capacidad de exportación que aportarían nuevas conexiones con la red europea. "El año pasado, la tecnología que produjo más electricidad fue la eólica, del orden del 21%", señala el representante de REE, para quien es contradictorio apoyar las renovables y estar en contra de las líneas que las transportan.

Lallana sostiene que la línea de muy alta tensión se enfrenta a una serie de ideas falsas, como que servirá para importar a España energía producida en las nucleares francesas. "España es un exportador neto de electricidad", explica para privar de validez a ese reparo. Asimismo, niega que existan sentencias contrarias al trazado de líneas eléctricas internacionales por el Pirineo. "En Francia, el proyecto Aragón-Cazaril se paró por una decisión política, no judicial", señala, si bien reconoce que en el caso de la Graus-Sallente sí hubo una resolución contraria. Además, respecto a la línea Peñalba-El Arnero-Isona indica que la propuesta inicial está siendo objeto de una revisión.